CLXXIX

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Suaves movimientos hicieron al niño abrir lentamente sus ojitos.

— Despierta ya, hijo. Es tu primer día de escuela. —El pequeño se estiró en su camita y volvió a abrazar sus mantas. — Hijo, despierta ya. Mami y yo vamos a llevarte a la escuela. —Lo movió un poco nuevamente.

— Min, —Llamó el castaño asomándose por la puerta— ¿despertó?

— Aún no. —Respondió en un susurro y volvió a mover un poco a su hijo.

— ¿Y si lo dejamos dormir un poco más? Aún hay tiempo.

— Por eso quiero que despierte ahora. Si no se levanta de inmediato, no se hará tarde porque hay tiempo. —Tomó a su hijo con suavidad y lo alzó. — Minsoo, despierta, hijo. —El pequeño se frotó los ojos con sus manitas. — Abre tus ojitos. —Canturreó mientras le alborotaba el cabello antes de darle un beso en la mejilla. — Buenos días.

— Buenos días. —Respondió un poco adormilados el pequeño.

— Es tu primer día de escuela, ¿recuerdas?

— ¿Uh?

— Min, acaba de despertar.

— Anoche dormiste temprano, ¿verdad? —El niño asintió una vez, manteniendo su mirada al frente. — Papá preparará el desayuno para ti y para mami hoy. ¿Qué quieres desayunar? —Minsoo volvió a asentir. — ¿Qué significará eso?

— Que aún está adormilado. —Se acercó y se sentó junto a su marido. — Yo lo vestiré. ¿Por qué no comienzas a cocinar?

— Bien. —Le dio un beso fugaz en los labios y le entregó al niño.

— ¿Qué te gustaría desayunar?

— Momendofu. —Respondió con una sonrisa.

— Acabamos de llegar a Corea.

— Pero el momendofu es delicioso. A mí me gusta.

— Bien. —Besó la mejilla de su esposo. — Te prepararé momendofu.

— Me encantaba cuando iba a casa de mi abuela en mi niñez, ella preparaba momendofu y té de matcha, y después… —Su sonrisa permaneció, mas sus ojos se llenaron de melancolía —. Que torpe, si lo recuerdo me siento triste. —Suspiró.

— Mi vida —Le tomó una mano—, los recuerdos y sentir tristeza está bien. No debes reprimirla, sabes que voy a estar contigo.

— Gracias. —Sostuvo la mano de su marido.

— Iré a preparar el desayuno. ¿Está bien?

— Está bien.

— Buenos días. —Habló nuevamente Minsoo, está vez, completamente despierto.

— Buenos días, Soosie. Hoy irás a la escuela, ¿recuerdas que papá te lo dijo?

— Ajá.

— Bien. Vamos a cambiarte y después comeremos algo rico rico.

— Tico tico.

Minhyun sonrió hacia ambos antes de salir de la pieza hacia la cocina.

Habían pasado un poco más de tiempo en China, atendiendo los asuntos relacionados con su empresa, la reciente filmación y algunos otros detalles que la agencia de entretenimiento había planeado para la estadía de la familia.

Por fin, la noche anterior, habían vuelto a dormir en su hogar, pese a la negación de los internautas, los periodistas y algunos fans; llegando justo a tiempo para que Minsoo descansara y guardara su emoción para su primer día de escuela.

Cien millones de razones para amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora