XXXI

168 17 4
                                    

La luz de la mañana entró muy levemente por las cortinas oscuras de la habitación del único hijo rubio de los Choi y en la cama de esa misma pieza, Minhyun y Ren despertaron cuando Lucky les brincó encima y seguidamente también Noah. Se sentaron y apenas vieron al par corriendo por la habitación se levantaron, Minhyun se puso los pantalones rápidamente y Ren se cubrió con la larga polera gris de su marido y persiguieron a ambos animales hasta lograr calmarlos.

Sí, habían llegado a Japón durante la madrugada y los señores Choi no habían tenido problema en quedarse despiertos e ir, por decisión propia, a buscarlos al aeropuerto.

Después de finalmente calmar a Noah y a Lucky se sentaron en la cama y Ren soltó un suspiro mientras Minhyun revisaba el reloj.

— Casi son las ocho.

— Tenemos cuatro horas para tomar un baño, bañar a Lucky y a Noah, desayunar algo y después nos vamos a la costa a encontrarnos con Raina y Baekho.

— Deberíamos comenzar por bañarlos. —Se refirió a las mascotas. Cada una estaba en su cama mirándose y gruñendo. — Encárgate de Lucky y yo me encargo de Noah. —Ren asintió y su marido se puso de pie primero. — Vamos.

— Bien. —Se puso de pie también, cada uno tomó a uno de los animales y entraron al baño. Al principio, todo estuvo bien, solamente Lucky lloró un momento cuando Ren lo mojó, en cambio Noah se había mostrado muy animado desde que escuchó el agua comenzar a caer. Saltó dentro de la tina salpicando todo a su alrededor.

— Ay, Noah... estate quieto. —Dijo mientras mojaba completamente al perro.

— No, no me rasguñes. ¡No me rasguñes!

— No te estés moviendo, vas a mojar todo. —Escucharon un par de golpes en la puerta.

— ¿Todo bien ahí adentro?

— Ah... mamá, pasa.
Ya deja de rasguñarme y pórtate bien.

— ¿Perdón?

— No, tú no, mamá. Pasa. —Haesoo lo pensó un momento antes de abrir un poco la puerta y asomarse encontrándose con su hijo y su yerno junto al lavamanos y la tina de baño.

— ¡Ay! ¿Ya adoptaron? —Se emocionó acercándose rápidamente.

— No, mamá Choi. —Respondió Minhyun con una leve risita. — Sólo bañamos a Lucky y Noah.

— Ah. —Dijo un poco desilusionada. — Creí que finalmente se habían decidido, pero los entiendo, Minhyun apenas regresó de su servicio. Bueno, hay muchos centros de adopción muy buenos, a ver qué día deciden ir a darse una vuelta. Les traje estas toallas limpias.

— Gracias, mamá... ¿puedes dejarlas en ese cajón?

— Claro. —Las metió en el cajón y volvió a la puerta. — Los esperamos allá abajo para el desayuno.

— Comiencen ustedes, mamá Choi, esto va para largo. —Dijo volviendo su mirada al canino que alegre volvió a saltar. — No me mojes, Noah, quédate quieto.

— De acuerdo. —Respondió ella con una sonrisa y se retiró. En eso Ren alzó a Lucky envolviéndolo en la toalla que ya le tenía preparada. Minhyun tardó un poco más en terminar ya que Noah realmente adoraba el agua y no paró de jugar. Después, mientras el rubio secaba el pelo de ambas mascotas con la secadora y las toallas Minhyun lavaba el baño asegurándose de limpiar bien todo. Cuando salió Ren ya había tendido las camas y estaba de pie planchando el traje que usaría su marido.

Cien millones de razones para amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora