XIV

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Los días continuaron pasando, Ren había estado muy emocionado cuando su marido le dijo que sus padres habían decidido que se hiciera cargo personalmente del envío a la fundación, pero no más de lo que se emocionó cuando, justo al día siguiente, Minhyun le dijo que tenía el día libre y saldrían a pasear por ahí, así que esa misma mañana después de despertar nuevamente enredado en las sábanas y alzar un poco la cabeza, lo primero que vio fue una rosa sobre la almohada a su lado, en la que ya no encontraba descansando su marido. Se sentó lentamente y tomó la rosa, no iba a negar que era un lindo detalle, pero tampoco podía decir que le gustaba más que el hecho de que podría haber sido el rostro de Minhyun lo primero que viera. Un ruido fuera de la habitación lo hizo desviar su atención de sus pensamientos. Terminó de levantarse cubriéndose con la sábana hasta alcanzar una de las dos camisas en el suelo (la de Minhyun) y se la puso. Debido a la diferencia de estatura, la prenda le fue suficiente para cubrirse hasta la mitad de los muslos. Salió de la habitación con la rosa en las manos inhalando su aroma mientras avanzaba por el pasillo hasta la sala donde vio a su marido limpiando de espaldas a él; se acercó sigilosamente y lo abrazó por detrás mientras el mayor ordenaba algo sobre la barra haciéndolo voltear un poco.

 Salió de la habitación con la rosa en las manos inhalando su aroma mientras avanzaba por el pasillo hasta la sala donde vio a su marido limpiando de espaldas a él; se acercó sigilosamente y lo abrazó por detrás mientras el mayor ordenaba algo sob...

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— Buenos días, mi vida. —Sin deshacer el abrazo se giró de frente al menor. — ¿Es mi camisa?

 — ¿Es mi camisa?

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— Tal vez. Te levantaste temprano.

— Hace unos minutos.

— Minhyun, has estado trabajando tanto, deberías aprovechar estos días para descansar, relajarte... —Minhyun sonrió de lado. — distraerte de todo esto que... que... —Tartamudeó cuando el rostro de su marido se acercó lentamente hasta que sus labios rozaron. — de... de todo lo que... —Repitió con suavidad cerrando sus ojos al sentir el aliento de su marido chocar con el suyo.

— Eso haré. —Dijo antes de unir sus labios a los de su esposo siendo plena y rápidamente correspondido.

 —Dijo antes de unir sus labios a los de su esposo siendo plena y rápidamente correspondido

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Cien millones de razones para amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora