CXIII

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Tras despedirse de sus fans desde la ventanilla del auto, Minhyun indicó a su manager el camino que debería seguir. Había avisado a los señores Choi de su llegada a Osaka y, claro que ellos no habían dudado en decirles que se quedaran en la mansión de la familia, así que Ren no tardó en comenzar a reconocer el camino una vez que salieron a la carretera.

— Pues sí, —Hablaba Minhyun con su manager. — estoy seguro de que, a pesar de ser algo rápido será espectacular. Daniel tiene mucha creatividad para esos arreglos.

— Se pasó toda la noche trabajando en ello.

— Como alguien que conozco que ha trabajado estos días sin parar, ¿no, mi vida?

— ¿Vamos a casa de mis padres? —Minhyun suspiró sabiendo que Ren ni siquiera lo había escuchado.

— Sí, mi vida.

— ¿Por qué no me lo dijiste? Incluso cuando te lo pregunté.

— Eso no importa, de cualquier manera el resultado fue el mismo. Dime, ¿avanzaste con las listas? —Ren apretó levemente sus labios y bajó la mirada a sus manos.

— No.

— ¿Ves? Hubiera sido lo mismo si te lo hubiera dicho.

— ¿Ah sí? Pues.... Pues... las haré ahora. Sí, las estaré haciendo hasta que lleguemos a casa, y empezaré con los invitados porque son muchos y no llevo ni la mitad. —Minhyun sonrió y volvió su mirada a la carretera.
— Jungkook, dame las hojas de las mesas.

— ¿Uh? Sí. —Abrió su mochila buscando entre las carpetas dentro.

— Ya verás, Minhyun, voy a terminar la mitad hoy y también me encargaré de la cristalería y... y...

— Mi vida, no te estreses. Deja que me encargue de la cristalería, veré cómo va la comida y la iluminación.

— De la iluminación se está encargando Jungkook.

— Pues que lo haga él entonces. —Acomodó a su bebé en un brazo y sacó su teléfono marcando de inmediato el número de una agencia de cristalería, vajillas y más.

— ¿Te enojaste?

(Japonés)
~ Buenas tardes.

(Coreano)
— Ah, ¿me estás ignorando?

(Japonés)
~ Hwang Minhyun.

— ¿Por qué te enojaste?

~ Gracias. —Alejó el teléfono un momento de su oído y se volvió a mirar a su esposo.
— Mi vida, estoy hablando por teléfono.

— Pero ¿por qué te enojas?

— No lo estoy. Si quieres que Jungkook se encargue de la iluminación que lo haga y punto.

— Min...

~ Buen día, señor Takashi.
~ ¿Cree que pueda hacerme un favor?

— Bien. Hazle como quieras. —Fue todo lo que dijo el rubio volviendo su atención a las hojas en sus manos.

(Coreano)
— Ay, ustedes dos; —Habló Sang Hun suspirando. — siempre tienen algo por que enojarse, ¿cierto?

Ninguno respondió y durante todo el camino, Minhyun se mantuvo hablando con su bebé y su manager, mientras que Ren y Jungkook se centraban en su propia conversación sobre los detalles que les faltaban del evento.

Su llegada a la residencia fue bien recibida por los sirvientes. El auto cruzó el ya conocido sendero de piedra lisa hasta la escalinata de la entrada.

Cien millones de razones para amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora