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El sonido del disparo resonó en el viento

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El sonido del disparo resonó en el viento. Minhyun, que subía con una pequeña bandeja con el helado y galletas para Ren, dejó caer la charola y corrió a la habitación. Los guardias también corrieron a protegerlos incluyendo a Sun Hee y Nina que tomaban el té en la pequeña terraza. Rodearon a las damas mientras un grupo más grande encabezado por el primer oficial cubrió el perímetro de la habitación donde se encontraba el rubio y apuntaron por las ventanas; un último grupo entró detrás de Minhyun, también protegiéndolo. Cuando el mayor entró no vio a su esposo en el lugar donde lo había dejado. Miró a sus lados y no tardó en encontrarlo tirado en el suelo, hecho bolita, abrazando su vientre rodeado de cristales de espejo.

— Mi vida, ¿estás herido? —Ren abrió sus ojos y lo miró.

— No... c...creo que no. —Respondió asustado. — ¿Qué...

— Un disparo. —Alzó un poco al menor y lo envolvió en sus brazos. — Gracias al cielo que estás bien. —Le llenó el rostro de besos mientras el rubio se aferraba a él. Miró a los guardias que venían detrás de él y ordenó: — Investiguen de dónde vino, quién fue y por qué. ¡Ya!

— Sí, majestad. —Respondieron sonoramente a una voz y poco menos de la mitad se retiraron mientras el resto continuaba vigilando desde las ventanas.

— Ven aquí, mi vida.

— Se oyó cerca.

— Demasiado.

— ¿Y tus padres y Nina y la doctora?

— Mamá y Nina estaban comenzando a tomar el té, la doctora fue a la ciudad por unas últimas cosas esta mañana y papá... —Guardó silencio un momento. — salió. Oh, no. Guardias, busquen a mi padre.

— No te alteres, Minhyun. —Dijo Dong Min entrando a la pieza acompañado de su esposa, Nina y los guardias que las cuidaban.

— Padre. —Ayudó a su esposo a ponerse de pie lentamente y se acercaron a los otros tres. — ¿Estás herido?

— No, Minhyun.

— ¿Viste quién o de dónde vino el disparo?

— Del puente. No estoy seguro de quién, pero estoy seguro que vino de ahí.

— ¿Cómo lo sabes? —Dijo Sun Hee.

— Porque quien quiera que haya sido olvidó que aún estoy a cargo de la policía. Una orden y no tardaron en llegar. Además tenemos a los guardias y un equipo de protección especializado, en cualquier punto lo pudieron alcanzar. —Miró a Minhyun y Ren. — ¿Están bien?

— Est...

— No. —Interrumpió el mayor interrumpiendo a su esposo. — El espejo está roto, lo que significa que le apuntaban a Ren. ¿Cómo puede estar bien? No le pasó nada, gracias al cielo, pero...

— Hijo, —Habló de nuevo Dong Min. — lo importante es que estén bien él y el bebé. Arreglaremos cuentas en cuanto traigan al responsable del ataque.

Cien millones de razones para amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora