XLI

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Un silencio sumamente extraño se posó junto a ellos cuando Ren pronunció esas palabras:

— ... no podría reinar contigo. — Minhyun lo miró con notable preocupación:

— "Rennie... ¿es eso una indirecta? ¿he hecho algo mal? Tal vez he pasado mucho tiempo trabajando..." —Se apresuró a halar al rubio y envolverlo en sus brazos. No iba a quedarse callado, Minhyun no era así y esa no sería la primera vez, así que simplemente lo dijo: — ¿Es por algo que hice? Sabes que no tengo nada que me importe más que tú. Te amo más que a mi vida, ¿es por lo de Neeson o es por lo de tus padres?
Mi vida, yo, traté de abrir un espacio, realmente iba a llevarte a verlos... —Escuchó al menor reír levemente entre sollozos y lo soltó apenas un poco para poder ver su rostro.

— No es por ti, ni es por eso, sigo pensando igual: mi lugar está contigo, tampoco dije que fuera tu culpa... y tampoco es como en las películas: 'no eres tú soy yo.' Sabes que esas cosas no me van. Lo que quiero decir es... apenas sé las reglas de la familia real y Sun Hee, Nina y la presidenta Jones me han ayudado en mucho sobre la política; pero no puedo, se me olvidan los nombres y/o títulos de los nobles, no sé qué es lo que tengo que hacer, todo esto me abruma y me hace sentir como si no hubiese nada que pueda hacer sin causar algún estropicio, yo no puedo, no podría, imagino cómo sería en unos años y... —Tomó aire y aún con sus ojos llorosos se escondió en el pecho de su marido y continuó: — me siento como en la historia de María Antonieta.

— ¿Por qué?

— Porque siento que no sé nada, es por eso que no creo poder, ¿qué tal si me odian por algo que hago y que no es bien visto y yo ni siquiera lo sé? ¿y si también provoco una revolución? Sólo que no creo que terminen cortándome la cabeza.
Acabamos de decir el último adiós a sus majestades. Dijiste que teníamos mucho tiempo antes de que fuéramos reyes, pero... supongo que el tiempo planea las cosas diferentes. Me siento tan... asustado que creo que podría salir corriendo en cualquier momento sólo para esconderme y que nadie me encuentre. Patético, ¿no?

— No, no, mi vida. Es normal, ya te lo dije; sólo que no podemos flaquear ante nadie más que entre nosotros, por eso siempre vas a contar conmigo, yo voy a sostenerte y cuidarte y voy a asegurarme de que siempre estés de pie con esa increíble fuerza que conozco en ti y que me motiva todos los días. —Le limpió las lágrimas tras acurrucarlo en sus brazos como un bebé. — La sociedad te adora, tienes un corazón tan puro que no podrían evitarlo; es normal tener miedo a esto. Yo le tengo miedo. —Ren lo miró y con sus ojos le preguntó si era cierto. — Cuando nos coronaron mis piernas no dejaban de temblar, cuando nos coronaron como príncipes y también hoy como reyes. Rennie, una nación depende de nosotros y nuestras decisiones, es normal tener miedo, estar nervioso, sentir que todo va a fallar, pero en tanto te tenga, no voy a caer, eso lo sé, tal vez tropiece, pero por eso sé que cuento con tu mano; tú cuentas con la mía, cuentas conmigo y yo no voy a dejar que caigas. ¿De acuerdo? No importa lo que pase, yo estaré contigo.

— ¿Lo prometes? —Minhyun le sonrió.

— Lo prometo, pero no me des esos sustos, me hiciste pensar otra cosa. —Ren rió y limpió sus ojos.

— Bueno, no lo pienses. Durante mucho tiempo he estado dispuesto a abandonar lo que sea si no me veo con la suficiente capacidad para afrontarlo, pero no a ti; desde el momento en que acepté ser tu esposo lo tuve muy en claro: no voy a irme de tu lado.

— Bien. —Le dio un beso en la frente.

— ¿Y si lo echo a perder? ¿Y si arruino todo? ¿Y si no lo puedo hacer? Sería un pésimo rey... yo no...

— Ya deja de pensar esas cosas, —Rió. — libera tu mente.

— No puedo, cuando pienso algo ya no puedo dejar de pensar. Mi mente parece automatizada y vienen una y otra vez estas ideas...

Cien millones de razones para amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora