LXXI

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| La rivalidad del equipo crecía mientras más se acercaban al palacio de Gatcombe; Dokyeom iba al volante de la chevy van, con el puesto de líder de la misión, lo que aumentaba su arrogancia al ver el rostro inconforme de sus compañeros.

— Casi llegamos. —Anunció el fortachón a su lado.

— Da vuelta en esta calle, a la izquierda. —Habló otro.

— Llegaríamos por el frente de la mansión. —Inquirió de inmediato Dokyeom.

— Y ¿no era ese el plan?

— No. Debemos ser sigilosos.

— Neeson dijo...

— Dijo que quiere que le llevemos al mocoso rubio y la cabeza del rey.

— Sigue el camino. —Ordenó el musculoso a su lado. Dokyeom lo miró con enojo y le soltó:

— Yo estoy a cargo.

— Parece que estás tomando confianza muy rápido, —Continuó el rubio. — deberías recordar lo que le sucedió a Mansom.

— Lo que pasó con Mansom fue culpa de Mansom. —Afirmó antes de suspirar y continuar. — Pero si así lo quieres. —Giró rápidamente el volante haciendo que todos se tambalearan a un lado.

Se burló de ellos cuando comenzaron a quejarse ignorando, todos, que al pasar el límite de propiedad y adentrarse al terreno que ya pertenecía a la mansión, las luces (que habían permanecido apagadas hasta entonces) se encendieron, y no era coincidencia...

Poco antes de la coronación de Minhyun y Ren, el duque Dong Min había mandado cambiar las alarmas de todas las propiedades de la pareja real, tanto privadas cómo públicas, haciendo que instalaran un sensor que detectase el movimiento en cuanto se ingresara a la propiedad y que reconociera por medio de un láser, prácticamente invisible, si se trataba de los reyes o algún miembro de la corte, y de no ser así se activaría la alarma de defensa. Como medida adicional, y en las circunstancias en que estaban, los rostros de los miembros de la corte no fueron agregados al sistema hasta después de que Neeson hubiese sido arrestado. Lo cual, en realidad, resultó una casualidad.

Después de que la alarma se activó esta noche, al detectar la camioneta de Croked, envió la señal a casa de los duques y Sun Hee, inmediatamente envió a los guardias y policías, tal como lo había dicho.

Ese era el pequeño detalle que había despistado a Croked, y que, por cierto, los había mantenido ocupados buscando en toda la casa vacía, ya que el mismo sistema de seguridad había hecho que las luces se encendieran, precisamente con la intención de distraerlos hasta que llegasen las unidades para actuar en defensa. Y resultó. |

— Joder. —Dijo entre dientes Dokyeom segundos antes de que comenzaran a escucharse las sirenas de policía acercándose.

— ¿Qué es eso? —Inquirió otro acercándose a la ventana.
— ¡Maldición! Hay patrullas rodeando la casa.

— Están llegando. —Volvió a hablar el asiático. — Debemos irnos ahora mismo. Ya. —Ordenó y todos se apresuraron a la salida. Dokyeom, antes de salir, tomó la laptop y una carpeta que había estado revisando, mientras sus compañeros buscaban a los reyes, y salió.

Cien millones de razones para amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora