LXXXIII

97 10 3
                                    

El sonido de la música era alto. Lógico de un club. Los tragos y luces se mezclaban con facilidad dando ese toque tan usual que muchas personas disfrutaban bailando en la gran pista que abarcaba casi tres cuartas partes del lugar, mientras que apenas una cuarta parte estaba destinada a las mesas y barra, claro estaba que sin contar el espacio de los baños que era suficiente para 10 personas a la vez.

— Wah, hace tiempo que no venía a este lugar. —Confesó Sung woon mirando alrededor mientras esperaban sus tragos sentados en una de las mesas al fondo.

— Lo sé, la última vez que vinimos fue poco antes de que Minhyun se fuera a Francia y después a Japón... y se casara...
Chicos, realmente ha pasado un buen tiempo. —Habló también Joshua.

— Sí que lo ha sido. Esa vez vinimos porque estábamos celebrando el compromiso... o algo así. ¿Fue esa ocasión?

— Sí, Minhyun recién nos había contado de ese —Juntó sus manos y parpadeó repetidas veces mientras suspiraba y decía: — lindo y tierno chiquillo de cabellos color sol, sus ojitos negros y su voz tan suave y gentil. ¿Cómo iba a saber él que encontraría tan hermosa criatura en el momento que menos creía? —Suspiró decepcionado llevándose una mano a la frente. — Si tan sólo lo hubiesen escuchado cuando se despidió... debe ser muy cálido para tener una expresión tan fría.

— Y luego murmuró: Minki, así se llama.

— Yo no hice eso. —Rió Minhyun junto a sus amigos.

— Claro que sí. Si no lo hubieses hecho no habríamos venido a celebrar. Por lo que Hoshi dijo, antes de que se fueran a Japón no estabas nada feliz y cuando regresaste irrumpiste en el despacho de Hoshi y corriste a decirle que estabas super mega ultra feliz, tan enamorado como no creíste. Ahora puedes creer en el amor a primera vista. ¿O no fue lo que te dijo, Hoshi.

— Es verdad Minhyun, llegaste más feliz que cuando dijiste que habías terminado tu proyecto.

— Bueno, sí dije eso, pero no hice eso. Es que... es imposible no amar a mi Rennie.

— Aquí están sus bebidas, chicos. —Dijo la mesera poniendo los vasos en los lugares de cada uno, después dejó algunas botellas y se llevó una mano a la cintura. — ¿Necesitan algo más?

— No, gracias. Estamos bien por ahora.

— Bueno, llámenme si necesitan otra cosa.

— Gracias. —Respondieron al unísono.

— Minhyun, si no te importa aún tengo una pregunta.

— Oh, no, adelante, hyung.

— Gracias. ¿Por qué si dices que Minki es el nombre más hermoso que has escuchado le llamas Ren a... Ren?

— Porque ambos son hermosos, pero he notado que cuando le llamo Minki se siente como si lo estuviese regañando. A veces le llamo así, pero voy a acostumbrarlo poco a poco a que escuche su nombre sin temer que sea porque hizo algo malo.

— ¿De dónde saca esas ideas? —Dijo Jihoon sacando la aceituna de su copa. Minhyun tomó su copa también y antes de dar un leve sorbo respondió:

— Las tiene desde pequeño. —Volvió a poner su copa en la mesa y miró al mayor de todos. — Por cierto, hyung, ¿encontraste algo de lo que te pedí?

— Encontré algo.

— ¿Qué es?

— Que no hay ningún dato al respecto. Busqué en todas mis fuentes y no existe tal nombre.

— ¿Estás seguro?

— Segurísimo. Incluso fui, claro que discretamente, fui con un contacto de la universidad que me ayudaba a dar con ciertas identidades. Trabaja en una de esas cosas donde registran a las personas, así que tiene acceso a muchas identidades.

Cien millones de razones para amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora