Un Diagnóstico

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Después de la discusión incómoda con Larissa he estado irritado toda la noche, desperté en la madrugada y creo que ahora si es necesario que vaya al médico. Recordé que hoy saldría con los chicos así que tendría que estar listo en la tarde. Salí a correr al fraccionamiento, los vecinos me saludaban amablemente mientras hacían sus rutinas de sábado, después de dar varias vueltas regrese a casa en donde mis hermanos estaban viendo televisión en la sala y mi mamá cocinando el almuerzo.

—¿Por qué siempre tienes que salir a hacer ejercicio?— me pregunto Carlitos mientras tomaba agua, venía muy sudado.

—Para estar en forma en cuerpo y mente, es sano y deberían hacer, dejar de desperdiciar el tiempo viendo televisión.

—Hey la televisión no es mala— interrumpió Omar

—Claro que no, mientras sea moderado. Deberían ir conmigo a hacer ejercicio para que sepan lo que es bueno— me hicieron caras los tres mientras entré a la cocina. —Hola a la mujer más hermosa del mundo— bese su frente

—Hola mi am, ay Damián hueles feísimo a sudor vete a bañar en este momento.

—Ni aguantas nada— me encantaba molestar a mi mamá, me estaba dando golpes por acércame a ella así que subí a tomar una ducha y baje ya relajado, limpio y fresco. Almorzamos en familia como todos los días, y yo realmente era fan de estos momentos.

—¿Harás algo hoy Damián? Queremos que nos lleves a jugar fútbol

—Lo siento Omar, quede en salir con unos colegas del despacho. Y aparte tengo que ir al doctor— la mirada de mi mamá y papá se fueron hacia mi rápidamente.

—¿Estás enfermo?— pregunto preocupada mi mamá

—No descuida. Iré por medicamentos— ellos entendieron a la perfección pues son los únicos que están enterados.

—Bueno hijo— continuamos almorzando luego nos levantamos. —Entonces, Damián y papá limpiarán el patio, Omar te encargas de la sala, Edgardo te tocan los baños, Camila y Carlos la cocina. Además quiero que sus cuartos estén limpios y ordenados— desde siempre hemos tenido esta costumbre de repartir las tareas del hogar entre todos y cada sábado turnaban.

—No es justo, ¿Por qué Damián tendrá la ayuda de papá?— molesto pregunto Carlitos

—Porque limpiarán todo lo de afuera y aparte los coches, ¿Quieres intercambiar con ellos?— pregunto mi mamá retándolo, si era mucho.

—No mami estaba jugando, yo le ayudo a Camila— no que no pinché Carlitos, todos le tememos a mamá. Salí con papá al patio y comenzamos a limpiar el jardín, empecé a cortar la hierba que estaba creciendo y podando algunos árboles, era el trabajo más pesado pues el sol nos quemaba, mi papá siempre me enseñó a hacer las cosas bien y en lo personal no me gusta dejar un trabajo inconcluso, así que después del jardín nos encargamos de limpiar con jabón y cloro el piso de afuera, que todo quedara bien, así como la basura y los juguetes. Entre risas y conversaciones con mi papá terminamos el patio después de unas horas, luego de refrescarnos con una rica agua de sabor que mamá nos preparo, comenzamos a lavar los coches y a limpiarlos por dentro y a profundidad, limpiando los espejos, accesorios, tapetes, volante, me gusta ser muy limpio, bueno a los dos y cuando tienes hermanos eso puede dificultarse.

—¿Irá Manuel con ustedes hijo?— pregunto mi papá mientras lavábamos todo. Ya no me acordaba de este wey, pues desde la fiesta casi no hablamos, ambos estamos ocupados.

—No papá, saldré con dos compañeros de mi área y dos compañeras, algo para a conocernos más.

—Me parece una excelente idea. ¿Te está llévenlo bien en todo? Háblame de tu trabajo mijo— me gustaba que mi papá le interesara mi trabajo, eso es algo que agradece todo hijo.

Una razón para quedarme. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora