Una razón para quedarme.

Confesiones

Los días han pasado rápido. Acompañaré a Louis en un nuevo caso y eso me fascina, Danielle comenzó su horario en la escuela, tenía razón es accesible, trabaja 3 horas cada día y atiende a los niños. Todos nos hemos organizado para ayudarle, tal parece que es más bien una madre soltera. Nosotros seguimos conociéndonos, cada día la admiro y la quiero más, compartimos momentos especiales.

-¿Cómo te fue en la escuela?- la saludo con un beso, podría besarla todos los días y les juro que no me cansaría, aunque tenemos que ser discretos

-Estupendo, ya estoy a punto de iniciar mi primer examen, es un postre que tenemos que preparar.

-Delicious! Ahí estaremos para apoyarte.

-Gracias por todo lo qué haces. Estás llevando responsabilidades que no te tocan, hasta me da pena.

-Descuida, disfrutó pasar mucho el tiempo con ellos dos. Tengo que irme, pero nos vemos esta noche?

-¿Tienes planes?

-A las 9 te espero aquí. No faltes.

Solo podía esperar a que llegara la noche para poder verle. Louis y Miranda sospechaban que estaba conociendo a alguien, pero tampoco quería descuidar lo que he logrado. Así que trato de concentrarme en el trabajo. Llega la noche y salgo inmediatamente para la casa. Llegó, preparó rápidamente una cena ligera, y escuchó la puerta, es ella. Los niños están con Ignacio y Lucia, los llevaron al cine lo cual es mejor.

-¿Qué es eso que huele riquísimo?- se acerca a la cocina y me saluda con un abrazo

-Ah soy yo. Pero por favor también la comida huele riquísimo- la abrazo y le doy un beso

-Jajaja que payaso eres. Ven aquí- nos abrazamos por un buen tiempo, me fascina el olor de su piel, su perfume, respirar su cuello me fascina.

-¿Cómo estás, cómo te fue? Te noto cansada.

-Estoy bien, solo un poco cansada. Lo bueno que mis papás siempre regresan con los niños dormidos, es cansado esto. Pero también tienes la cena lista.

-Solo ve a sentarte, ahorita te sirvo. Relájate.- como dos copas de vino y las pongo en la barra de la mesa, sirvo los platos.

Comenzamos a platicar de la niñez y la juventud, cada plática parecía la primera.

-¿Cuántos novios tuviste antes de casarte?

-2, Erick y Mateo. Han sido los únicos hombres literal en mi vida.

-¿Y yo soy gay?

-Preguntaste antes de casarme, tranquilo loco- reímos 

-¿Por qué terminaste con el tal Erick?

-Digamos que no fue una relación seria, el quería conmigo y en su momento le di oportunidad, pero no estaba enamorada, enamorada. Solo dos veces me he enamorado en la vida- se queda callada

-¿Dos? Pues no que del tal Erick no.

-Con Mateo todo parecía Perfecto, pero el era tres años mayor que yo, ya tenía experiencia con las mujeres, yo no tanta, el fue por así decirlo mi primer amor? Me casé porque estaba locamente enamorada, pero los años pasan, y también se trata de conquistarse todos los días, no solo al inicio.

Nos quedamos callados, yo me quede pensando en el imbecil engañándola por eso no le demuestra amor.

-Y ahora de ti. Aunque me dispuse a negarlo no puedo continuar así, siento tantas cosas por ti, desde admiración hasta, amor. Llegaste a revolucionar mi mundo, mis sueños, mi manera de ver la vida, me has hecho amarme a mi misma, a valorarme, a independizarme, me has dado mi lugar. Son cosas que más haya de amor, me han hecho sentir completa. Tenía miedo de aceptar esto, pero tú me has hecho darme cuenta del gran valor que tengo como mujer y estoy muy agradecida de poder conocer esa parte de mi.