Una razón para quedarme.

Una disculpa sincera

Cuando se trata de trabajo los días pasan rápido aquí en la oficina, es increíble lo rápido que hemos crecido, poco a poco estamos construyendo este barco. He hablado con Louis y al parecer seguirán allá, no tengo idea de cuándo vuelva pues también tienes sus clientes allá pero aquí todo va excelente.

—Damián, ten te tengo un regalo— me dijo Gustavo mientras me lanzaba una carpeta con documentos.

—¿Y esto que es?— pregunté curioso mientras leía el caso nuevo.

—Es un divorcio, ya tienes experiencia en estos casos, tú mismo te harás cargo, ya es hora de irte soltando poco a poco.

—¿Con un divorcio?— pregunté aburrido riendo

—Por algo se empieza, tienes que tomar los casos más aburridos para llegar a los más importantes. Avísame cuando tengas todo listo para acompañarte, es todo muchacho.

—Está bien lo que digas Gustavo, me voy— salgo de su oficina y me dirijo hacia la mía, en donde se encontraban los chicos trabajando. Comencé a investigar sobre nuestro cliente solicitando el divorcio, esto era lo más fácil en cuestión legal, ya que moral no me imagino.

—Vamos a comer Damián— me dijo Roberto y acepte, fuimos a nuestro lugar de cerca y comenzamos a comer hambrientos, el trabajo nos estaba agotando. Luego regresamos a la oficina.

—Hola Diana, necesito que hagan una cita al cliente Marcos Sandoval, de ser posible para hoy mismo— le hable por el intercomunicador a la hermosa Diana, a lo cual accedió y me confirmó a cita en una hora. Después de tiempo llegó la hora y el cliente llegó, lo hicieron pasar a mi oficina.

—Hola buenas tardes abogado, Marcos Sandoval a sus órdenes.

—Hola buenas tardes señor Marcos, tome asiento por favor— comencé a leer algo. —Muy bien, explíqueme que está solicitando, ¿Para que lo podemos ayudar en Kerr Hartman?

—Claro que si abogado, mire la situación es que quiero divorciarme de mi esposa.

—¿Motivos?- pregunto anotando todo

—Podría decirse que diferencias irreconocibles.

—Hábleme de tu matrimonio y familia.

—Bueno llevamos casados hace 30 años con tres hijas, dos independientes mayores de edad  y una menor de edad. Nos casamos por bienes separados.

—Ok entiendo. ¿Hicieron alguna compra importante durante su matrimonio? Es decir, ¿Adquirieron bienes?

—Únicamente la casa, y dos coches.

—Ok perfecto. ¿Ella esta de acuerdo con el divorcio?—

—Para ser verdad no. Estamos en proceso de aceptación, pero independientemente de todo yo la aprecio es la mamá de mis hijas y siempre será mi familia, no quiero desampararla.

—Entiendo señor Marcos. Mire ¿que le parece si hacemos un acuerdo? Usted tráigame todos los bienes de los cuales dispone y piensa ceder a su esposa. De ahí en fuera verificaré que sea lo justo para ambas partes y me encargaré de procesar el divorcio.

—Eso es lo que quería, ¿Va a necesitar algo más para tramitar?—

—Por el momento solo eso, yo me encargo de todo lo demás. En dado caso que se complique el divorcio tendré que interceder yo mismo, espero puedan resolver esas diferencias para el día de la firma.

—Créame que yo también espero que entienda, de no ser así yo estoy seguro con mi decisión.

—Entonces es todo por hoy, yo me mantengo en contacto con usted para cualquier cosa— nos levantamos y lo acompañe a la puerta.