Mi ángel. 3/3

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Ese momento especial de volvernos a ver fue único sin embargo no duró mucho pues llegó la persona menos esperada.

—Hola mucho gusto soy Gerard Salazar, soy el novio de Danielle.— me dio la mano sonriente, maldita hora que llegó a interrumpir.

Sentí una punzada horrible cuando se presentó como su novio, sentí muy horrible, la miré discretamente, ella bajo su mirada y me esquivó.

—Buenas tardes, un placer. Damián Navarrete, un gusto.— cuando le dije mi nombre se quedó dudoso pero compuso su mirada con una sonrisa falsa.

—Así que tú eres Damián, el hombre que todos quieren en Houston.— dijo riendo.

—No se si todos pero creo que si deje una huella especial.— dije orgulloso, me moría del coraje.

Ahí estábamos los dos tranquilos con una mirada profunda y en medio ella mirando con atención la situación. Tenia un coraje muy duro dentro de mi y no sabía porque maldita razón, necesitaba irme.

—Bueno con permiso, tengo algo que hacer pero espero sigan disfrutando de esta bonita fiesta, los veo en un rato.—

—No te pierdas mucho hijo que tengo tantas ganas de hablar contigo.— dijo Ignacio.

—Si Damian por favor, hay tantas cosas que queremos hablarte.— continuo Lucia.

—Lo haré, por ahora con permiso.— dije dando una sonrisa, ni si quiera la mire simplemente me di la vuelta de ahí.

Dentro de mi había un coraje profundo, no se que significaba, para empezar yo no debería estar sintiendo nada de esto, todo lo que pensé o sentí esta mal, no puede ser que esto me esté pasando, no puedo sentir nada. Me dirigí hacia la barra en donde pedí un trago, luego se unió Roberto y Rebeca, intentaron sacarme platica pero no tenía mucho que decir.

—¿Estas bien Damián?.— preguntó Rebeca amablemente.

—¿Eh? Si todo en orden, solo estoy algo tenso por el discurso que daré.— mentí.

—Pero si tú has llevando casos, has expuesto ante cuentes importantes y abogados socios, ¿Por qué estarías tenso en un discurso?

—Quizás es porque está es importante. Creo que perdí la hoja en donde estaba mi discurso, mierda.— comencé a revisar mis bolsillos.

—Bueno es una fiesta especial no creo que debas decir algo de internet.

—Tendré que buscar un nuevo discurso porque no podré hacerlo.— saque mi celular y una pluma, recogí una servilleta del bar. Una mano detuvo mi escritura. —¿Qué haces?— le interrogue, tenía una sonrisa en su cara.

—No necesitas sacar nada de internet para expresar tus felicitaciones a Louis, vendría mejor si lo dices de corazón.

—Ahorita mi corazón está muy confundido y revuelto para pedirle consejos de mensajes de amor.

—Mucho mejor, usa esos sentimientos raros e inexplicables para hablar sobre el amor y la felicidad de tu mejor amigo, créeme que eso lo hará más especial, di lo que salga de tu corazón Damián.—comentó tocando mi pecho y dándome una sonrisa sincera, pronto se fue.

Quizás tenga razón, quizás debería decir algo de mi interior, creo que Louis lo merece, pero ¿que carajos puedo sacar? Estoy en un lío metido, tan fácil como decir "Felicidades a los futuros novios" y yo complicándome la vida.

Regrese a la mesa con mi familia, ellos hablaban mientras que yo no podía decir palabra alguna, mi mirada se concentraba en la mesa lejana pero frente a nosotros, ahí estaban ellos, parecían pasarla bien aunque por instantes nuestras miradas se cruzaban, creo que más bien se buscaban entra tanta gente.

Una razón para quedarme. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora