Una razón para quedarme.

3/3 Nuevamente

Domingo con sabor a familia y descanso. Hoy llegaba Miranda y quería estar puntual con Louis para recibirla. Decidí salir a correr un poco, tenía mucha energía y lo aproveche al máximo, una hora después me encontraba almorzando con mi familia y disfrutando de unas padres charlas.

—Entonces, ¿Hoy llega Miranda? Que padre, ya sabes que está invitada a la casa.

—Si mamá luego de meses sin verla por fin regresará, se que estará encantada de venir.

—Que bueno ya la hemos extrañado por acá. Luego que se acomode y todo, tiene que venir.

—Descuida yo le haré llegar la invitación para organizar algo. ¿Qué harán hoy?—

—Iremos a casa de la abuela en la tarde, irá tu tío Manuel y su familia.

—Ok mamá, los veré en la tarde entonces. Ahora tengo que irme, disfruten— me despedí de todos ellos y conduje hasta el aeropuerto, venía buscando a Louis durante todas las estaciones pero nunca lo vi, hasta que le marque y lo pude localizar.

—¿Dónde estabas? Tardaste mucho en llegar— llegó reclamándome.

—Llegue hace media hora y te estuve buscando pero te perdiste.

—Hace media hora, si lo que digas— fruncí el ceño y sonreí. —¿Por qué tan feliz?— me pregunto dándome un empujón

—Estoy normal, como todos los días, así que no me pongas de mal humor— lo sentencié de una buena vez, aunque la realidad es que si estaba my feliz.

—Esto me huele a—

—Miranda— le interrumpí rápido mirando tras de él.

—No claro que no, ¿Cómo me va a oler a Miranda?— parecía tonto, hasta que se dio cuenta y se giró.

—Hola a mis hombres favoritos en el mundo, siguen igual de galanes, espero de inteligentes también— como siempre con ese humor que la caracterizaba. La abracé fuertemente.

—No sabes la falta que nos has hecho, bienvenida de nuevo, en lo personal te he extrañado mucho.

—Yo también Damián, gracias por este recibimiento tan caluroso.

—Me alegra que por fin estemos juntos de nuevo los tres, THE CLUB— sonrió Louis con alegría diciendo.

—De nuevo juntos como debe ser. ¿Me ayudan con mis cosas?— pregunto rápidamente mientas nos levantamos a sostener todo.

—¿Directo a casa?— pregunte levantando algunas maletas y caminado hacia la salida.

—¿Qué les parece si vamos a comer? Me muero de hambre, y ya extrañaba la comida de aquí.

—Te estas convirtiendo en una pequeña mexicana audaz, pero claro que si. Conozco en buen restaurante mexicano.

—Vaya que si, extrañaba su comida. Listo, entonces vámonos chicos—salimos directo al restaurante en donde nos atendieron genial, estábamos felices de poder estar de nuevo juntos todos. —Definitivamente ninguna comida le hace competencia a la mexicana, que rico cocinan— dijo gustosa, a lo cual ambos reímos.

—No saben lo patriota que me siento cuando hacen esos comentarios— confesé riendo.
—¿Cómo has estado?—

—Deberías sentirte. Y bien, con mucha carga de trabajo en serio que los socios pueden ser unos idiotas, comenzaron a reclamar sobre nuestro despacho aquí en Mexico.

—¿Qué hicieron que esos idiotas? Creí que ese punto ya estaba claro, cuando estuve no dijeron nada— respondió Louis enojado.

—Pues no se atrevieron a decirlo directo, yo lo escuché por accidente y los puse en su lugar. Luego me pidieron disculpas.