Fantasías al descubierto

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Después de estos días he pensando en miles de cosas, sobre todo del trabajo y del caso que estábamos llevando, Gustavo me dejó la duda de su inconformidad, así que aproveche que era viernes para dejarme fluir de información, los chicos ya se habían retirado, por mi parte decidí quedarme a seguir investigando acerca del señor Alan Ponce, antiguos contratos, socios, incluso la familia, así es este medio, después de horas no encontré nada que pudiera estar mal, así que pensé que Gustavo estaba exagerando ahora si. Tome mis cosas y salí directo a casa, por fin llegó el fin de semana, solo quería descansar y dormir, ha sido una larga semana, con trabajo, emociones y muchas cosas que hacer, admito que extraño a Louis y Miranda, sobre todo a Louis, me gustaría que vivieran aquí en la ciudad, pero es entendible que no se podrá, y menos si la relación entre Kris y Louis va tan genial, bueno al final solo quiero ver feliz a mi mejor amigo. Mientras conducía recibí un mensaje de Larissa, vaya no habíamos hablado después del incidente pasado, me pidió vernos así que después de pensarlo, cambié mi destino, hasta que llegue, estaba afuera de su departamento, me quedé varios segundos mirando hacia arriba, hasta que subí.

—Hola. Adelante pasa por favor— dijo algo apenada, en realidad yo debía serlo. Pase y tomamos asiento.

—Hola, ¿Cómo estás?— se sentó a un lado mío, no estaba más que algo apenado y y.

—Bien, bien todo bien con mucho trabajo, ¿Tu cómo estás?

—Ya veo, me imagino. Así estoy yo, bien pero con trabajo— sonreímos con pena. —Larissa yo— apenas iba a disculparme.

—No Damián déjame hablar a mi por favor. Te quiero pedir disculpas por la forma en cómo llegue aquel día al café, actué mal por interrumpir de esa manera, lo siento. Y también lamento haber molestado a tu papá, yo solo quería asegurarme de que estuvieras bien, en serio.

—Acepto tus disculpas, admito que tuve algo de culpa por no llamarte ni nada. Lamento no haber podido estar contigo aquella noche, la verdad no se que me sucedió, he tenido mucho estrés, trabajo, y muchos pensamientos.

—No te preocupes, yo siempre entendí. Y no quería presionarte pues al final tú y yo no somos nada, pero si me dejaste preocupada.

—Si y lo siento, debí haberte llamado para asegurarnos de que todo estuviera bien, pero ahora quiero hacerlo, ¿Es muy tarde?— pregunté algo apenado

—No, estamos todo bien ahora. Gracias por haber venido a aclarar las cosas, realmente aprecio esto, que no se como se llama pero lo hago— me abrazo tiernamente, no supe que más decir, así que la abracé. —¿Te quedas a cenar conmigo?— no se porque me sentía algo incómodo, pero creo que no podía ser más grosero de lo que he sido con ella.

—Está bien— comenzamos a cocinar algo rápido, bueno ella, yo realmente no tenía ni ganas ni fuerza, no me nacía estar aquí pero no quería ser un grosero, me quede en la sala viendo algo de televisión, pensaba en el caso que se está complicando, luego de unos minutos estábamos cenando y platicando de nuestros trabajos, solo eso. —Estuvo muy rico todo, gracias por la cena— ayude a limpiar los platos y me encontraba recogiendo mis cosas.

—De nada, cuando quieras. ¿Gustas quedarte? Podemos ir lento, si gustas— temía esto y eh aquí otra vez.

—Será en otro momento, ahorita en serio quiero llegar a casa y dormir, ha sido una semana muy pesada, espero entiendas.

—Si claro descuida, igual estoy algo agotada te entiendo. Bueno descansa, estamos en contacto va? Cuídate— se acercó a mi y me dio un beso en el cachete.

—Igual tu y gracias, nos estaremos viendo, cuídate— salí del departamento y fui directo a casa en donde me dediqué a dormir, ahora si que estaba rendido por todo, fue una semana larga.

Una razón para quedarme. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora