En la vida existen momentos buenos y malos y justamente uno de esos momentos estaba pasando en la vida de Damián. Habían pasado dos meses después de hablar con Melanie en el mirador, Miranda le visito al día siguiente dándole tranquilidad a su mente. También hablo con él acerca del trabajo, no querían forzarlo simplemente darle su espacio.
Era lo que necesitaba, espacio para pensar libremente sin nadie más. Esta mañana salió a correr temprano y al finalizar su rutina por la tarde se dirigió al partido de béisbol del cual era parte del equipo. Habían pasado un buen rato junto a sus amigos de infancia que a la vez conformaban el equipo, también estaba Manuel con quién ha tenido más comunicación.
—Hacía tanto tiempo que no salíamos carnal, que buena onda verte.
—Lo sé hermano.
—Con eso de que tienes novia y ya te pegan pues si.— dijo riendo.
—Ya no se ni qué onda.
—¿Por qué? ¿Terminaron?
—A estas alturas todo es confuso. Pero bueno sigamos jugando.
Terminaron el juego entre risas que más o menos disfrutaba él, recordando viejas anécdotas en la preparatoria en donde Damián había sido algo revolucionario. Prefirió caminar de regreso a casa, disfrutar de su ciudad un poco y además le servía para pensar en todo y en nada al mismo tiempo.
Su estado de ánimo había sido diferente y no es para menos, sin trabajo, Melanie insegura sobre la relación bueno los dos, realmente no tenía idea de nada. Y también le afectaba su mala relación con Louis, si bien ahorita esta bien con Miranda la relación con él no fue la misma, se dejaron de hablar al renunciar Damián. Le dolía saber que quizás el influyó mucho en la decisión de dejar ir a Danielle, le dolía pensar que su mejor amigo le había mentido.
—¿Todo bien Damián?— preguntó su madre al verbo entrar poco animado.
—Todo genial mamá. ¿Por qué preguntas?
—No sé, te he visto muy extraño estos meses. Se que es el trabajo en parte pero también algo más te molesta hijo.
—No he encontrado trabajo ma, nadie quiere contratar a un joven inexperto.
—Ya llegarán las oportunidades mijo, no te desanimes. Aunque ya llegó una pero pues no te decides.
—No lo sé mama.
—Me imagino. ¿Cómo vas con Melanie?
—Bien, todo bien.— besó su frente tomando asiento.
—¿Seguro hijo?
—Si ma, ¿Por qué preguntas?
—Por nada solo pregunto. Es que no se, nada olvídalo.
—Solo que mamá, ¿Qué pasa?
—Nada Damián.— dijo insegura. —La cena ya está lista, vete a cambiar y baja rápido.
—Bueno ya vengo. Huele riquísimo ya me imagino que es.— se levanto feliz subiendo a su habitación.
Al entrar se recostó en la cama dejándose caer realmente estaba cansando por todo, giró su cabeza del lado izquierdo mirando el cajón entre abierto, le pareció extraño pues todos los días lo cierra y tiene todo ordenado. Se levantó y lo intentó cerrar, vio su libro favorito en donde guardaba su más grande tesoro entre abierto y eso le pareció sospechoso, alguien había estado en ese cajón, rápidamente comenzó a buscar la carta que Danielle le escribió, su corazón comenzó a latir más rápido al no encontrar rastro de ella, la había guardado con tanto cuidado solo para él y prácticamente había desaparecido, estaba como loco buscando por todos lados pero no estaba. Temía haberla perdido y pensar en esa posibilidad le estaba matando. Volteó su cuarto patas arriba intentado encontrarla pero no tuvo ningún resultado. No tenía idea de donde podría haber estado, se supone que nadie más que él sabe de esa carta y sabe dónde la escondió, pensó en sus hermanos así que salió a buscarlos.
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Una razón para quedarme.
RomanceSoy de los que piensan que existen grandes amores que marcan la historia de tu vida. Uno puede ser tu perdición y otro tu salvación. Dicen que en el corazón no se manda y estoy de acuerdo. Si uno eligiera de quién enamorarse todos seríamos felices y...