Una razón para quedarme.

Expuesto

Me quedo parado enfrente de su habitación, pensando en ir y abrazarla pero algo me detiene, mis pensamientos, mi cordura, mi conciencia, no lo sé. En ese momento ella abre la puerta y se recarga en el marco de la puerta, lleva puesto un short pijama, su cabello corto la hace ver preciosa y sus kilos de más me parecen ideales.

-Pensé que estabas dormida, no te desperté?- digo apenado y me recargo en el marco de puerta.

-Estaba pero escuche ruido abajo, supuse que eras tú. ¿Cómo te fue en la reunión?

-Un poco rara pero todo bien. ¿Cómo están los niños?

-No se querían dormir hasta que llegaras, Daniel pensó que te habías ido- sonreímos

-Tan adorables que son- me quedó mirándola más segundos

-Tengo un plan para los cuatro, ¿te parece?- le digo y me acerco a ella

-Haber, vamos a ver si nos convences- se acerca a mi

-Campamento. Los niños, tú y yo. Mañana. ¿Te gusta?

-Nunca hemos ido a acampar. Pero me gusta la idea, ¿qué hay de mis papás?

-Para todo hay una primera vez. Ya hable con ellos, se irán a San Antonio este fin de semana. Yo me encargo de todo, tú no te preocupes, solo estén listos mañana a las 11am.

-Me gusta mucho la idea. Los niños han estado triste porque Mateo no ha venido, tiene mucho trabajo, lo están explotando ahí.

Si claro que tonterías le debe estar inventado el pendejo, no es posible que prefiera a una mujer más que a su propia familia.

-Yo me encargaré. ¿Puedo besarte?- me acerco a ella y sonríe, sabe que amo hacerlo. Después de un largo beso, nos vamos a nuestras recámaras y descansamos.

Después de unas horas llegamos al centro recreativo, aquí se puede acampar es un área especial y muy segura, tiene un lago muy hermoso. Fue un camino divertido, cantando canciones con los niños, llevándolos a orinar en medio de la carretera entre el bosque jaja moría de risa. Hemos llegado, me dedico a armar la carpa, cuando era pequeño lo hacía seguido con mi papá el me enseñó mucho de esto. Una vez terminado de hacer las carpas, busque a los niños y a Danielle, estaban recolectando piedras especiales. A unos metros no muy lejanos habían otras personas, esta área se caracteriza por ser familiar. Le pedí a Danielle ayuda con la fogata y los niños estaba fascinados. Era su primera vez, quería hacerlos sentir especial. Los llevamos a recorrer el parque, jugamos durante el recorrido, íbamos eligiendo piedras especiales, después de unas horas regresamos al campamento, ya estaba el atardecer así que decidí prender la fogata, cenamos algo ligero y después Danielle saco las bolsas de bombones, no hay nada que más adoren los niños que los bombones en la fogata, me sentía dichoso de tenerlos conmigo.
Estábamos sentados en círculo los cuatro, el anochecer, la fogata, ellos, lo era todo para mi.

-Gracias por esto, como mamá no tengo como agradecerte- me dice Dani tomándome la mano y con los ojitos llorosos

-No es nada mi ángel. Me basta con verles los ojitos brillantes y la sonrisa de felicidad, créeme me siento feliz.

-Eres un grandioso hombre- sonríe y le agarre la mano, los niños pidieron que cantáramos canciones así que obedecí. Saque mi guitarra y comenzamos a cantar sus canciones preferidas, aunque no soy el mejor cantante, si se tocar la guitarra, mi papá me enseño desde pequeño.

Danielle tuvo que ir al baño, y los niños me pedían llevarlos dentro para contarles un cuento, mis hermanos soy débil ante ellos, fui y los arropé y les comencé a contar una historia de dragones, ellos las adoraban, sentía la mirada de ella, y terminé mi historia y quedaron dormidos. Los arrope bien y regrese afuera, estaba sentada llorando, me preocupe y me acerque.