Debía tomar una decisión, la decisión que me exigía mi corazón, de alguna forma me gritaba que fuera, quería estar ahí.
—Soy su pareja— solté de repente. —Iré en un segundo cariño— le dije a ella, se formó una sonrisa en su rostro. Ojalá esto sirva para que nos creyeran y no la dejara sola.
—Perfecto, llévenla a la sala de partos, joven necesito que llene estos formularios por favor.
—No te dejaré— me acerqué a su oído y le susurré lentamente. Me miro y sonrió como dándome las gracias. Le dieron la media vuelta y la alejaron de mi, me quede mirándole.
—Disculpe joven, necesito que llene estos formularios.
—Señorita con todo respeto, ¿No cree que podamos hacerlo en otro momento? Prefiero estar con ella, ya tiene su nombre y matrícula, por favor quiero estar con ella— le pedí con súplica, a lo cual sonrió.
—Supongo que habrá otro momento. Por aquí por favor, necesito que se desinfecte para entrar a la sala— me pidió que la siguiera y eso hice. —Aquí está todo, cuando termine puede entrar a la sala, es enfrente.
—Muchas gracias señorita— me sonrió y se marchó. Debía avisarle a la familia pero no sabía su número, así que decidí llamar a mis papás. —Hola mamá, escucha lo que dire es algo loco pero es la realidad.
—¿Que pasa Damián? Por favor no me asustes.
—Estoy en el hospital con la maestra Melanie, acaba de entrar en labor de parto, necesito que les avises a los papás de ella, tienen que venir.
—¿Qué? ¿Pero como están juntos? Espera, no me cuelgues— espere unos segundos y sonó la mamá de ella. —¿Bueno Damián? ¿Cómo está mi hija?— sonaba asustada.
—Renata tranquila, ella entró en labor hace una hora.
—No lo puedo creer, pero eso no, a ella le faltan dos semanas— dijo exaltada.
—Tranquilízate por favor, no se qué pasó pero estamos en el hospital San José, en estos momentos la están preparando, ¿Pueden venir? Ella los necesita aquí.
—Iremos en cuanto podamos, mijo esta lloviendo horrible acá, la tormenta está horrible— dijo llorando. —No puedo creer que mi bebé estará sola— comencé a sentirme mal por ella. —¿Damián? Soy Pablo, por favor te suplico que no dejes sola a nuestra hija, por favor iremos para allá lo más pronto posible, ahorita mismo salimos, pero tardaremos en llegar, por favor te lo pido—también sonaba desperado.
—Señor Pablo no tiene porque preocuparse, yo no me iré, no la dejaré sola. Tengan mucho cuidado cuando vengan, es mejor llegar tarde pero a salvo.
—Muchas gracias, así lo haremos. No la dejes por favor. Damián, soy Renata por favor no te vayas de su lado, ella no puede estar sola ahí mijo por favor quédate.
—Eso no tienen porque pedirlo, estaré con ella y les prometo que no la dejaré sola. Tengo que irme, cuidare bien de ella.
—Muchas gracias mijo— soltó llorando. —Hijo soy tu mamá, no se como es que estás con ella pero no la dejes, no la abandones.
—Descuida mamá, la cuidare. Adiós— solté rápido, me desinfecte las manos, los brazos y todo en general, procuré hacerlo rápido y cuando termine entre a la sala.
Había varias enfermeras atendiéndola, una doctora supongo que confianza de ella pues hablaban cómodamente, mucho movimiento, ella estaba en posición para dar a luz, no supe que hacer así que me acerqué rápidamente con ella, respiraba rápidamente.
ESTÁS LEYENDO
Una razón para quedarme.
RomanceSoy de los que piensan que existen grandes amores que marcan la historia de tu vida. Uno puede ser tu perdición y otro tu salvación. Dicen que en el corazón no se manda y estoy de acuerdo. Si uno eligiera de quién enamorarse todos seríamos felices y...