Cuando algo inicia, algo termina.

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Al día siguiente de la increíble y profunda conversación con mi mamá pude estar más tranquilo. Melanie vino a la casa y la presente formalmente como mi novia ante mis padres y hermanos.

Estaban encantados con ella, hubo un momento quizás incómodo entre mi mamá y ella pero es normal, pasaron de ser compañeras de trabajo a nuera-suegra y bueno eso es muy importante. Pude ver que fluía bien la relación entre todos, por mi parte estaba cómodo con la situación, me sentía bien y aunque estuvo mal lo sé, por una milésima de segundos me hizo pensar en cómo serían las cosas si la que hubiese presentado fuera Danielle, pero bueno no me culpo eso es normal, ¿no?.

A mis hermanos hombres les daba igual, ellos vivían en su mundo y bueno era entendible aunque claramente se llevaban bien con ella. Por otra parte la más confundida era Camila pues no entendía como Melanie pasó de ser su maestra a cuñada, le explicamos todos con tranquilidad y también le dijimos cuando y cómo referirse a ella, también que no le dijera a nadie de sus amiguitos. Y después de eso, ella estaba feliz por tener a su maestra en casa eso me hacía feliz a mi también.

A decir verdad todo salió a la perfección, me sentía tranquilo con esta situación. Contamos un poco la historia de cómo nos conocimos, las risas no faltaban en la sala, sin embargo y a pesar de que yo me sentía muy tranquilo y feliz, sentía un pequeño vacío muy dentro de mi, quizás era que me hacía falta Louis y Miranda para completar este momento. Luego de eso lleve a Melanie a su casa, íbamos platicando sobre la comida y todo lo gracioso qué pasó.

—Estaba muerta de miedo, especialmente por tu mamá amor.— me tomo la mano mientras conducía a su casa.

—¿La maestra Melanie nerviosa? No me lo puedo creer.— solté riendo.

—Cállate que mañana a ti te tocarán los nervios eh.— soltó seria en broma.

—Ni me lo digas, siento que se me vendrá el mayor peso de la historia.

—Ándale para que sigas burlándote de mi.

—Ni si quiera es justo. Yo tengo que enfrentarme a tus papás y a Laila.

—No tenga miedo abogado.— se acercó a besarme la mejilla.

Sonreímos a la par hasta llegar a su casa en donde luego de un intercambio de besos la deje ir, no sin enviarle un beso a las pequeñas princesas. Ya tenía ganas de verlas, deben estar enormes y hermosas.

Al día siguiente inicie mi trabajo como siempre, con toda la actitud. Me encontraba platicando con Roberto sobre las pruebas de un caso muy importante que estaba llevando hasta que me avisaron que Louis quería hablar conmigo. Antes de ir con el pase a la oficina de Miranda, estaba sumida en unos papeles con la mirada perdida, la noté un poco extraña y quería correr hacia ella pero también pude ver su rostro que no necesitaba a nadie al menos por el momento. Me abstuve de interrumpirla y fui con el idiota de Louis.

—Whats Up idiota.— sonreí entrando dejando la puerta entreabierta y tomando asiento.

—Hola Damián.— sonrió dándome unos papeles. —Necesito que les saques copia y luego los mandes a recursos humanos por favor.— los tome.

—Hecho.—

—¿Cómo vas con la información de Agave Palacios?

—Ya tengo todo en orden. Te lo traigo en un ratito.

—Excelente. Tenemos que presentarlas antes del mes.

—¿Y cómo le harás? Te vas a ir de Luna de miel.

Una razón para quedarme. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora