Tenías que ser tú. |Draco Malfoy| TERMINADA. [#1]

31.

Amélie Larsson.

Las semanas pasaron, los Slytherin habíamos salido de la clase de Adivinación caminando por el pasillo avanzando al vestíbulo pero no pudimos pasar debido a la multitud de estudiantes que estaban arremolinados al pie de la escalinata de mármol.

Al parecer estaban viendo un cartel, pero era casi imposible saber de qué se trataba, me pare de puntitas agarrándome de los hombros de Crabbe pero aún así no se veía nada. Me percaté que Ron, Harry y Hermione habían llegado también y me acerqué.

—No alcanzó a ver nada.—murmuré enfadada, Ron sonrió.—¿Ustedes sí?

—Estás muy chaparra.—dijo con ternura, lo fulmine con la mirada.—Déjenme leerlo, yo soy más alto.

TORNEO DE LOS TRES MAGOS

Los representantes de Beauxbatons y Durmstrang llegarán a las seis en punto el viernes 30 de octubre. Las clases se interrumpirán media hora antes.

—¡Estupendo!—dijo Harry.—¡La ultima clase del viernes es Pociones! ¡A Snape no le dará tiempo de envenenarnos a todos!

Los estudiantes deberán llevar sus libros y mochilas a los dormitorios y reunirse en la salida del castillo para recibir a nuestros huéspedes antes del banquete de bienvenida.

—¡Solo falta una semana!—dijo emocionado Ernie McMillan, un alumno de Hufflepuff, saliendo de la aglomeración.—Me preguntó si Cedric estará enterado. Me parece que voy a decírselo..

—¿Cedric?—pregunte confundida.

—Diggory.—respondió Harry.—Querrá participar en el torneo...

—¡Oh, sí ya se quien!—exclame una vez que recordé al chico, era guapo y mayor. Ron me miro.

—¿Ese idiota, campeón de Hogwarts?—gruño Ron mientras abríamos camino entre la multitud.

—No es idiota.—dije yo frunciendo el ceño.

—Lo qué pasa es que no te gusta porque venció al equipo de Gryffindor en el partido de quidditch.—dijo Hermione.— He oído que es un estudiante realmente bueno. Y es prefecto.

—Solo te gusta porque es guapo.—dijo Ron rodando los ojos.—¡A todas se les hace guapo!—me miro.—¿Se te hace guapo?

—Es guapo.—afirmé, el agachó su mirada apretando su mandíbula.—Pero, te me haces más guapo tú.—lo codee haciendo que sonriera.

—Me halagas.—sonrió de lado y pasó su brazo por arriba de mis hombros abrazándome mientras avanzábamos.

El cartel del vestíbulo causo un gran revuelo entre los habitantes del castillo. Durante la semana siguiente, no había más que un tema de conversación; El torneo de los tres magos.

El castillo parecía sometido a una limpieza especialmente concienzuda. Habían restregado algunos retratos mugrientos, para irritación de los retratos, que se acurrucaban dentro del marco murmurando cosas y muriendose de vergüenza por el color sonrosado de su cara.

Los profesores también parecían nerviosos.

—¡Longbottom, ten la amabilidad de no decir delante de nadie de Durmstrang que no eres capaz de llevar acabo un sencillo encantamiento permutador!—gritó la profesora McGonagall al final de una clase especialmente difícil en la que Neville se había equivocado y le había injertado a un cactus sus propias orejas.