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Amélie Larsson.

A media tarde empezó a caer una lluvia suave. Me encontraba sentada enfrente del fuego en la sala Común de Slytherin junto a Draco, Crabbe y Goyle.

—Se me hace raro que no estés con la comadreja—me preguntó Draco viéndome por el rabillo de su ojo.—¿Acaso están peleados

—No, creo que estaría con Hagrid.—expliqué.—No quiero tampoco estar pegada siempre a ellos, es como si Ron estuviera pegado con nosotros.

—Viéndolo así, sí sería raro.—se rió a lo bajo.— Muy raro. No soportaría ver a la comadreja con nosotros.

—Demasiado raro.—conteste riendo también yo, Crabbe y Goyle estaban sentados en los sillones.

—¿Te gusta?

—¿Quién?

—La comadreja.

—No conozco a ninguna comadreja yo.—alce una ceja y el suspiro.

—A Weasley, ¿Te gusta?

—Yo...—Snape entró.

Me sentí aliviada por dentro con Snape por haber interrumpido esta conversación.

—Vayan al Gran Comedor, es hora.—ordenó dándose vuelta y saliendo.

Draco se paró rápidamente dándome su mano la cual acepte, me ayudo a pararme para salir detrás de Snape.

—No te vas a escapar de esta conversación.—susurró contra mi oído, me tensé.

Seguimos caminado hasta llegar al Gran Comedor, se encontraba iluminado por velas. Habían quitado del vestíbulo el cáliz de fuego y lo habían puesto delante de la silla vacía de Dumbledore sobre la mesa de los profesores. Nos sentamos empezando el banquete, que parecía que pasaba el tiempo aún más lento de lo normal después de un tiempo los platos de oro se limpiaron.

—Bien, el cáliz está casi preparado para tomar una decisión.—anunció Dumbledore.—Según me parece, falta tan solo un minuto. Cuando pronuncie el nombre del campeón, le ruego que venga a esta parte del Gran Comedor, pase por la mesa de los profesores y entre a la sala de aun lado.—indicó la puerta detrás de su mesa.—donde recibirán las primeras indicaciones.

Saco la varita y ejecutó con ella un amplio movimiento en el aire. De inmediato se apagaron todas las velas salvo las que estaban dentro de las calabazas con forma de cara. No había nada en el Gran Comedor que brillara tanto como el cáliz de fuego y el fulgor de las chispas.

Draco se encontraba sentado sentado alado mío pero el estaba arriba de la mesa, así qué pasó su brazo por arriba de mis hombros. De pronto, las llamas del cáliz se volvieron rojas y empezaron a salir chispas. A continuación, brotó en el aire una lengua de fuego y arrojo un trozo carbonizado de pergamino.

Dumbledore agarro el trozo de pergamino, y lo alejó tanto como le daba el brazo para poder leerlo a la luz de las llamas.

—El campeón de Durmstrang.—leyó con voz alta y clara.—será Viktor Krum!

—¡Era de imaginarse!—se escuchó el grito de Ron, Viktor se levantó de nuestra mesa emocionando al igual que todos aplaudiendo.

Viktor desapareció por la puerta, todos se calmaron.

A los pocos segundos, las llamas arrojaron un segundo trozo de pergamino.

—La campeona de Beauxbatons.—dijo Dumbledore.—¡Es Fleur Delacour!

Fleur Camino entre las mesas para acercase a la puerta y desaparecer por ahí.

Y el cáliz de fuego volvió a tornarse rojo; saltaron chispas la lengua del fuego se alzó y de su punta Dumbledore retiro un nuevo pergamino.

Tenías que ser tú. |Draco Malfoy| TERMINADA. [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora