22.

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Amelie Larsson.

Era día Sábado, habíamos venido a Honeydukes Ron y yo, estábamos esperando a Harry que nos iba a encontrar ahí mismo pero el iba a salir por otro lado con su capa de invisibilidad.

—¿Estas bien?—le pregunté a Ron sobando su brazo.

—Sí.. ¿porqué ?—me miro.

—Supe lo qué pasó en la torre de Gryffindor.—murmuré.—¿El sueño... lo sentiste real?

—Sí, aunque todos me tomaron de loco al principio.—sonrió de lado en eso se hizo para enfrente quejándose.

—Soy yo...—escuchamos decir a Harry.

—¿Por qué has tardado tanto?—pregunto Ron entre dientes.

—Snape rondaba por allí.—explicó.

Empezamos a salir a caminar por high street. Tratábamos de no chocar con los estudiantes que caminan por ahí, y tampoco pisarla la capa a Harry.

—¿Dónde estas?—pregunto Ron de vez en cuando.—¿Sigues ahi? Que raro resulta esto..

—Mira que sí no fuera por Amélie, resultaría aún más raro.—dijo Harry, Ron y yo nos miramos.

—Harry tiene razón, Ron.—me reí.—Te verías un poco solitario si no estuviera.

—Me vería como un completo idiota.

—Vengan vamos a la oficina de correos.—aviso Harry, Ron y yo lo seguimos, nos pusimos a mirar un lechuza el precio de ella, que iba hasta Egipto, donde se encontraba Billy. Harry se puso a husmear, mientras nosotros hacíamos tiempo.

—Me alegra que me acompañes.—admitió mirando la lechuza.— Tal vez es un poco raro que te miren con un Gryffindor.

—Bueno, no me importa que me miren contigo.—admití ganándome su mirada.—Es lindo pasar tiempo contigo afuera de la biblioteca.

—A mi también.—sonrió, debía admitir que la sonrisa de Ron es jodidamente hermosa.

Ron me empezó a contar más sobre su familia y su hermano, lo que hacía y en qué trabajaba. Hasta que sentimos como alguien nos empujó un poco.

—Vengan, vámonos... quiero ir a Zonko.—escuchamos decir casi en susurro a Harry, salimos de las oficinas para acércanos a Zonko que se encontraba lleno de estudiantes de Hogwarts.

—Ten cuidado, Harry.—le dije mientras esquivábamos a los estudiantes.

Ron tenía su mano en mi espalda mientras caminaba alado mío, Había artículos de bromas y más, Harry le pasó oro a Ron para que le comprara unas cosas, Ron me preguntó que si quería algo a lo que me negué, salimos de ahi.

El día era agradable, con un poco de brisa, y a ninguno de los tres nos apetecía meterse dentro de ningún sitio, así que preferimos seguir caminando, dejamos atrás las tres escobas.

Subimos una cuesta para ir a visitar la casa de Los gritos, el edificio más embrujado de Gran Bretaña. Estaba un poco separada y más elevada que el resto del pueblo, e incluso a la luz del día resultaba escalofriante con sus ventanas cegadas y su jardín húmedo, sombrío y cuajado de maleza.

—Hasta los fantasmas de Hogwarts la evitan.—explicó Ron apoyado junto a mi y Harry en la valla, levantando la vista hacia ella.—Le he preguntado a Nick casi decapitado... Dice que ha oído que aquí residen unos fantasmas muy bestias. Nadie puede entrar, Fred y George lo intentaron, claro, pero todas las puertas están tapadas.

Tenías que ser tú. |Draco Malfoy| TERMINADA. [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora