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Ron Weasley.

Nos dirigimos a la mesa de Gryffindor, me di cuenta que Krum y sus compañeros de Durmstrang estaban amontonados junto a la mesa sin saber donde sentarse. Los alumnos de Beauxbatons se habían puesto en la mesa de Ravenclaw y observaban el Gran Comedor con expresión critica. Tres de ellos sujetaban aún bufandas o chalés en torno a la cabeza.

—No hace tanto frío.—dijo Hermione, molesta.—¿Porqué no han traído capa?

—¡Aquí, ven a sentarte aquí!—dije entre dientes viendo a Viktor krum y sus compañeros.—¡Aquí! ¡Hermione hazte a un lado para hacerle sitio....!

—¿Qué?

—Demasiado tarde.—dije con amargura al ver que Viktor y sus compañeros se habían sentado en la mesa de Slytherin. En ese instante, Malfoy se inclinó para decirle algo a Krum.

—Sí, muy bien, hazle la pelota, Malfoy.—dije de forma mordaz.—Apuesto algo a qué Krum no tarda en calarte... Seguro que tiene montones de gentes lisonjeándolo todo el día.. ¿Dónde creen que dormirán? Podríamos hacerle un campo en nuestra habitación, Harry.... no me importaría dejarle mi cama: yo puedo dormir en una plegable.

Hermione exhaló un sonoro resoplido.

—Parece que están mucho más contentos que los de Beauxbatons.—dijo Harry.

Mi mirada todavía se posicionaba en la mesa de Slytherin cuando me fijé en Amelie, y noté que un chico de Durmstrang se había acercado a ella hablándole.

—¡Malfoy, Malfoy!—murmuré entre dientes.—¡Psst!

—¿Qué traes, Ron?

—Ve como ese chico de Durmstrang le está hablando a Amélie!—apunte con la cabeza a la mesa de Slytherin.— De perdida que Malfoy se ponga entre medio de los dos.

—Claro, es que con Malfoy es más seguro.—comentó Hermione incrédula.– Parece que no te acuerdas que es su ex novio, Ronald.

—Es verdad.—admití y resoplé.

—Buenas noches, damas, caballeros, fantasmas y, muy especialmente, buenas noches a nuestros huéspedes.—dijo Dumbledore.—Es para mi un placer darles la bienvenida a Hogwarts. Deseo que su estadía aquí les resulte al mismo tiempo confortable y placentera, y confío en que así sera.

Una de las chicas de Beauxbatons, que seguía aferrando la bufanda con que se envolvía la cabeza, profirió lo que inconfundiblemente era una risa despectiva.

—¡Nadie te obliga a quedarte!—susurró Hermione, irritada con ella.

—El torneo quedará oficialmente abierto al final del banquete.—explicó Dumbledore.—¡Ahora los invito a comer, a beber, y a disfrutar como si estuvieran en su casa!

Como de costumbre, las fuentes que teníamos delante de llenaron de comida.

—¿Qué es esto?—pregunte, señalando una larga sopera llena de una especie de guiso de marisco que había alado de un familiar pastel de carne, y riñones.

—Bullabesa.—repuso Hermione.

—Por sí acaso, la tuya.—replique.

—Es un plato Francés.—explicó Hermione.—Lo probé en vacaciones, este verano no, el anterior y es muy rica.

Hice una expresión de asco al escucharla.

—Te creo sin necesidad de probarla.—dije sirviéndome un poco de pastel.

A los veinte minutos del banquete, Hagrid entró furtivamente en el Gran Comedor a través de la puerta que estaba situada atrás de la mesa de los profesores. Ocupó una silla en un extremo de la mesa, y nos saludó.

Tenías que ser tú. |Draco Malfoy| TERMINADA. [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora