17.

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Amélie Larsson.

—Así que al final si te irás.—dijo Ron una vez que me vio en el pasillo, asentí con la cabeza haciendo una mueca.—Espero pases linda navidad Amélie, tengo algo para ti.—metió su mano adentro del bolsillo de la túnica y saco una cajita.—Ábrela ya que sea navidad, espero te guste.—me la paso, la agarre.

—Ron... no debiste.—murmuré viendo aquella cajita roja, lo mire.—Muchas gracias, me da mucha pena por qué yo no tengo nada que darte.

—No te preocupes, entiendo.—sonrió.— Quise hacerte este pequeño regalo, tal vez no es mucho...

—Tranquilo, lo que sea que contenga esta cajita.—la agite un poco.—Me gustará, así que no te preocupes por eso.

—Muy bien.—apretó sus labios,—¿Puedo darte un abrazo? Lo qué pasa es que como no te veré todo este tiempo... ya me había acostumbrado.

—Claro que sí, ven.—abrí mis brazos dándole espacio, el se acercó tímidamente pasando su brazos por al rededor de mi cintura abrazándome, yo pase mis brazos abrazando su cuello, nos unimos en un abrazo.

—¿Me escribirás?—pregunto en mi oído.

—Sí, esperare tu carta.—le dije aún abrazada de el, sentí como me pego aún más a él.

—Buen viaje Amélie.—me dio un beso en la mejilla rápidamente separándose de mi, sonreí

—Gracias Ron, ahí me despides de Harry.—el asintió con su cabeza.

—Larsson, Vámonos que el tren no tiene todo el tiempo del mundo.—escuche decir atrás mío, rodé los ojos.—Solo serás unas semanas, estoy seguro que Weasley puede sobrevivir.

—Ya voy.—refunfuñe.—Adios Weasley.—agite mi mano, el solo la levantó sonriendo ignorando a Draco, me di vuelta acercándome a Draco quien me esperaba.

~.~

—Que bueno que ya llegamos, ya estaba harto de estar sentado.—se quejó Malfoy una vez que  entramos a la sala, Narcissa se acercó rápidamente.

—¡Amélie!—me abrazó.—Mi niña... me da mucho gusto por acá.—le da una mirada rápida a Draco.—Tus padres llegarán en un rato más, por mientras pueden irse a instalar en las habitaciones de arriba, Lucius está en una junta ahorita.

—Gracias por permitirme quedarme Narcissa.—admití.

—No hay nada que agradecer, siempre serás de la familia.—sonríe.— Si ocupas algo no dudes en decírmelo.—Mira a Draco.— Draco, lleva a Amélie a su habitación por favor.

—Ni que fuera un elfo doméstico, madre.—hizo cara de desprecio.—Ella sabe bien dónde está la habitación, todas las navidades se queda ahí.

—Draco.—dice entre dientes forzando una sonrisa, Malfoy solo suspiró.—No queremos dar una mala impresión ¿Verdad?, Hazlo ahora.

—Está bien.—rodó los ojos dándose vuelta.—Sígueme, no te quedes tan atrás que no te volveré a repetir donde queda.—Le di una sonrisa a Narcissa para después seguir a Draco quien subía las escaleras rápidamente, me queje siguiéndolo con mi maleta.

—Malfoy no es necesario que me digas dónde queda, ya se donde es.—le dije queriéndolo alcanzar, el se quedó parado.

—No tenia ni la mínima intención de guiarte.—dijo una vez que subimos a la planta alta, sin más fue hacía su habitación que se encontraba al fondo, entró y cerró la puerta detrás de él haciendo que quedara sola en el pasillo.

Camine hacia la habitación donde siempre me quedaba en estas festividades, dejé la maleta arriba de la cama para sentarme en la cama.

¿Qué estará haciendo Ron? De seguro algo más interesante que esto.





•••





Ron Weasley.

Al día siguiente, a la hora del almuerzo bajamos al Gran Comedor después de que le envié una carta a Amélie. Al entrar nos dimos cuenta que habían vuelto a poner las mesas en los muros, y que ahora solo había, en la mitad del salón, una mesa con doce cubiertos.

Se encontraban allí los profesores Dumbledore, McGonagall, Snape, Sprout y Flitwick, junto con Filch, el conserje. Solo había tres alumnos: dos del primer curso, muy nerviosos, y uno de quinto de Slytherin.

—¡Felices Pascuas!—dijo Dumbledore una vez que nos acercamos a la mesa.—Como somos tan pocos, me pareció absurdo utilizar las mesas del colegio. ¡Siéntense, Siéntense!

Tomamos asiento junto a los demás quienes estaban impacientes por empezar.

—¡A comer!—aconsejó Dumbledore.

Nos empezamos a servir en los platos, empecé por patatas asadas. Harry se inclino un poco a mi queriéndome decir algo.

—¿Cómo crees que se la esté pasando Larsson?—preguntó en tono bajo.

—No lo se, supe que pasaría navidad con los Malfoy.—hice una mueca.— Se la ha de estar pasando mal.

—Se hubiera quedado, con nosotros.—dijo Harry.

—Eso mismo le comenté, tal vez no se quería quedar sola en Slytherin... hubiera sido la única mujer.—dije mirando al chico de quinto año, Harry también lo vio.

—Es verdad, tal vez por eso.—sonrió de lado.— Pero hey, me hubieras dicho y hablábamos con ella, tengo mi capa de invisibilidad.. ¿recuerdas? La hubiéramos metido a la torre Gryffindor y así duerme en la otra cama de Neville.

—¡Es cierto! ¿Cómo no lo pensé antes?—pregunté a mi mismo.

—Solo esperemos se esté divirtiendo allá.—dijo incorporándose.

—Son los Malfoy.—le recordé, el soltó una risita.— ¿Qué tendrá de divertido eso? Lo más seguro que ahorita Lucius se esté peleando con Draco.

—Puede ser.—se tapó la boca aún riéndose.— ¿Le enviaste tu carta?

—Sí.—sonreí.—¿Crees que la responda?

—Ella te dijo que lo haría.—se encogió sus hombros y miró a Hermione.—¿No te ha preguntado nada?

—No, ¿y a ti?—negó con la cabeza.— Que raro, solo me ha dicho que no debería de confiar mucho en Amélie.

—¿Eso te dijo?

—Sí. Pero qué más da, yo conozco a Amélie..—dije sin importancia.— Aparte, ya he entablado mucho con ella... capaz y al final si me hace caso.

—Veremos, ahora come.—me regaño dándome un golpe en la nuca.

Tenías que ser tú. |Draco Malfoy| TERMINADA. [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora