Tenías que ser tú. |Draco Malfoy| TERMINADA. [#1]

103.

Draco Malfoy.

—Buenos días, mi niña.—murmuré en su oído, dándole un beso en la mejilla.

–Buenos días.—sonrió tallándose los ojos.—¿Qué hora es?

—Han de ser como las 9 de la mañana.—comenté sentándome en la cama.—Me voy a bañar ¿Quieres venir?

—¿Es Enserio?—preguntó burlonamente.

—No estoy jugando, corazón.—sonreí, me levante de la cama.—Quédate en ti, solo te estoy diciendo para bañarnos, te esperó allá.

Me di vuelta yéndome al baño, entre sin cerrar la puerta y abrí la llave del agua de la regadera. Me quite el bóxer entrando. El agua empezó a caer en mi cuerpo, pase mis manos por mi cara mientras cerraba los ojos.

Escuche como abrieron la puerta de la regadera, y sentí sus brazos rodeándome la cintura, sonreí y me di vuelta, agarrando su cara entre mis manos.

—¿Cómo te sientes?—le pregunte una vez que me separé y la agarre de la cintura dándonos vuelta para que le cayera la ahí.

—Estoy bien.—sonrió.—algo adolorida y molida, pero bien.

—Solté una risita.–Y eso que fue tu primera vez, quise ser muy cuidadoso, claro siempre lo siempre pero quise que fuera más especial esta vez.

—Fue muy lindo.–admitió, sus mechones de cabellos estaban pegados a sus mejillas.

—Me da gusto.—murmuré y agarre el Shampoo, echándomelo un poco en mi mano y se lo puse en su cabello.— Yo te ayudaré.—alce mis dos cejas haciendo que ella riera, empecé a masajear su cabeza haciendo que salieran espuma, de vez en cuando me inclinaba robándole un beso.

—Yo lo haría, pero debes agachar un poco tu cabeza.—comentó ella, me reí.

—Párate de puntitas, Amy. Yo te sostengo.—le dije poniéndome mis manos en su cintura, ella se levantó en puntitas empezando a aplicarme el shampoo, cerré mis ojos. Una vez listo, metí mi cabeza bajo el agua mientras cerraba los ojos y pasaba mis manos por mi cabello, al igual que ella, luego agarre una esponja y empecé a pasar por sus hombros, mientras la veía directo a los ojos, por su cuello, su pecho, baje a su abdomen, su espalda, me agaché pasando la esponja por sus piernas despacio, y una vez que me paré nuevamente la besé acorralándola en la pared, fue un beso lindo e salvaje.—Es una linda forma de despertar ¿No?

—Claro que sí y más por qué es contigo.—sonrió.

~.~

—Por mientras que te terminas de alistar bajaré a poner algo de café, y también veré si no hay correspondencia.—le avise mientras me ponía bien la sudadera.

—Sí, ahorita bajo.—aviso desenredándose el cabello, salí de la habitación bajando las escaleras de la casa a la planta baja, y mi lechuza sí tenía una carta. La agarre entre mis manos viéndola, fui hacia la sala sentándome y la abrí, reconocí la letra de quien la había envido así que empecé a leerla: