Tenías que ser tú. |Draco Malfoy| TERMINADA. [#1]

51.

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Draco Malfoy.

Avance entre la multitud buscándola con la mirada, ella estaba enfrente del ataúd con su cabeza agachada, di pasos lentos acercándome toque suavemente su hombro, volteo su cabeza y me miró, tenía su nariz roja, al igual que sus mejillas, sus ojos estaban cristalizados y rojizos, mi corazón se rompió al verla así, tan indefensa, se abalanzó sobre mi hundiendo su cabeza en mi cuello y sollozó;

—Se fue, Draco. Se fue, ya no está aquí.

La abracé fuertemente y sobé su espalda, lloraba en mi cuello, trague en seco.

—Te estará cuidando donde sea que se encuentre, Amy.—murmuré en su oído.— Fue una gran mujer, fue una gran madre, aún le quedaba mucho por vivir, pero se que está orgullosa de todo lo que has logrado. Estaré aquí para ti, no me iré a ningún lado, no te abandonaré.

Ella no dijo nada solo se aferró más a mi aún llorando, varios al rededor nos veían con tristeza, mis padres se encontraban junto al padre de Amélie dándole sus condolencias.

—Te necesito, Draco.–su voz se quebró, mordí mis labios y cerré fuertemente mis ojos.

—Y aquí estoy, Amélie.—asegure.

Sentí como se separó de mi, limpie con la yema de mis dedos sus mejillas manteniendo contacto visual con ella. Agarre su mano y la apreté un poco fuerte.

—¿Quieres irte de aquí?

—¿A dónde?

—No lo se, a cualquier otro lado que no sea aquí.—propuse, ella solo asintió entrelace su mano con la mía empezando a alejarnos de las personas.

Nos alejamos unos metros de todos, me guió a su casa, entramos y fuimos a su habitación, ella entró y se fue a sentar a su cama, hice lo mismo.

—Lamentó mucho tú pérdida, quise venir en cuanto supe...solo que Dumbledore no me dejaba salir de Hogwarts.—expliqué.

Dio una mirada al rededor para posar su mirada en mi, no podía dejar de ver como su labio inferior temblaba, sus mejillas rosadas y su cara más pálida de lo normal.

—¿Cómo le hiciste?

—Mi padre hablo con el.—proseguí a explicar.—No te dejaría en un momento como esté, no a ti. No me importa las clases.

Y era verdad, lo menos que podía pensar era en clases aún cuando era una de las cosas que la mayoría del tiempo tenía en mi mente. Me gustaba ser el primero en todo, y para eso debía tener buen récord de asistencia.