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Amélie Larsson.

El comienzo del mes de diciembre llevó a Hogwarts vientos y tormentas de aguanieve. Aunque el castillo siempre resultaba frío en invierno por las abundantes corrientes de aire Me alegraba encontrarme con las chimeneas encendidas. Nos encontrábamos en clase con Hagrid,

—No estoy seguro si hiberna o no.—nos comentó Hagrid. Todos temblábamos del fríos froté mis manos.—Lo que vamos hacer es probar si les apetece echarse un sueñito... Los pondremos en esta cajas.

Quedaban solo diez escregutos. Observamos las grandes cajas que nos había traído Harry todas traían almohadas y mantas mullidas.

—Los meteremos adentro—explicó Hagrid.—les pondremos las tapas, y a ver qué sucede.

Todos empezamos a hacer lo que nos estaba explicando, pero era algo evidente que los escregutos no hibernaban y que no se mostraban muy agradecidos de que los obligáramos a meterse a una caja con almohada y mantas. Hagrid enseguida empezó a gritar;

—¡No se asusten, no se asusten!

—Amelie, ven.. te vas a enfermar.—ordeno Malfoy queriéndome llevar a la cabaña, pero me solté de mi agarre yéndome con Ron, escuche como soltó un gruñido.

La mayor parte de la clase (Con Malfoy, Crabbe y Goyle a la cabeza) se habían refugiado en la cabaña de Hagrid. Harry, Ron, Hermione y yo, entre otros alumnos nos habíamos quedado afuera ayudando a Hagrid a agarrar los escregutos, al final lo hicimos entre quemaduras y heridas.

Entre a la cabaña de Hagrid donde se encontraban la mayoría sentados y temblando, me acerqué a Goyle y le enseñé mi mano enrojecida.

—¿Otra vez, Amélie?—preguntó burlesco, lo Fulmine con la mirada.

—Yo te dije que te vinieras, pero no.—alargó la "o."—Tenías que quedarte con la comadreja.—masculló enojado Malfoy.

—Teníamos que ayudar a Hagrid, Draco. Tú fuiste el primero en alborotar a todos para que se metieran a la cabaña.

—Hubieras dejado que aquellos lo hicieran, Amélie. Te lastimaste.—bufo, se levantó acercándose a mi.—Déjame verla.—me negué.—No seas terca y enséñame.—se la enseñe, el la agarro con delicadeza y la examino.—No esta como la otra vez, pero sí se encuentra roja... ¿necesitas ir a la enfermería?

—No, estoy bien.—afirme.—Tengo hambre.

—Eso Es bueno.—sonrió flojamente.—¿Vamos a comer? Yo creo que esta clase ya se termino por lo visto.

—Vamos.—murmuré, salimos de la cabaña y vimos cómo Harry, Ron y Hermione hablaban con Hagrid.

—Adios chicos, Adios Hagrid.—me despedí mientras caminaba, ellos me regresaron la sonrisa.

—¡Adios Hermosa!—gritó Ron, Harry Y Hermione se rieron, y Malfoy a mi lado gruño.

—"Adios hermosa."—imitó la voz de Ron.— Por favor, se más romántico Weasley.

—Ya Malfoy, vamos.—lo jale del brazo hasta el castillo.

—Es que enserio me da tantas ganas de vomitar al escuchar a Weasley hablarte así.—dijo con desagrado.

—Es por qué no sueles ser tan cariñoso.—me reí.

—No, pero Weasley creo que es doble de cariñoso.

—Suele ser... a veces.

—Y yo también.—afirmó, lo volteé a ver.—Sabes que sí... tal vez no mucho, pero me esforzaba en hacerlo, por qué quería que te dieras cuenta.

Tenías que ser tú. |Draco Malfoy| TERMINADA. [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora