Tenías que ser tú. |Draco Malfoy| TERMINADA. [#1]

116.

Amélie Larsson.

Me encontraba caminando por el pasillo con mi mochila en mi hombro, había estado en la biblioteca haciendo deberes e iba de vuelta a las mazmorras.

No había mucho que hacer por las tardes, algunos ocupaban sus tiempos platicando por los pasillos o patios, otros estudiado en la biblioteca o haciendo sus deberes, y uno que otro, practicaba Quidditch.

El día estaba nublado con un poco de neblina, parecía que llovería así que apresuré mi paso.

Vi a lo lejos a un chico, era al parecer de cuarto año sentado en una banca sostenía su mano aún con la cabeza agachada. Pude escuchar un sollozo, miré al rededor pero no había casi estudiantes.

Solté un suspiro acomodando mi mochila acercándome a él.

—Hola.—murmuré.— ¿Te encuentras bien? ¿Necesitas ayuda?—pregunte al ver cómo sus lágrimas corrían por su mejillas.

Levantó su cabeza, aproveché para verlo mejor. Era un chico castaño, ojos claros, piel clara. Sus mejillas estaban rojizas, note cómo miró mi túnica para enderezarse.

—Hola.—dijo rápidamente secándose sus lágrimas.—Sí, estoy bien. No es necesario venir a burlarte.

Fruncí el ceño algo extrañada al escucharlo.

—¿Burlarme? ¿Por qué lo haría?

—Bueno, eres de Slytherin.—contestó viéndome.— La mayoría de ahi siempre trata de molestarnos.

Creo que la mayoría tenía un mal concepto de las personas que estábamos en Slytherin. Creían que solo nos acercábamos para burlarnos, molestarlos, o simplemente tomarlos como diversión. Cosa que no era así.

—Bueno, yo no.—dije encogiéndome mis hombros.—¿Puedo sentarme?—apunte a su lado, él se quedó callado unos segundos pero después asintió.—¿Por qué estabas llorando?

—No es nada, solo es algo tonto.—respondió agarrándose el dorso de su mano. Pude notar las cicatrices.

—Yo también las tengo.—dije enseñándole.—Fue hace tiempo, pero duele muchísimo. Yo también llore.

—Estuve horas ahí adentro, me duele la mano.—dijo con un hilo de voz.—Es tonto llorar, me veo como un débil.

Odiaba cuando alguien decía que llorar era ser débil. Había escuchado a Draco decirlo cientos de veces, y aún le cuesta abrirse. Cree que lo verán como alguien que es débil si lo des muestra.