Tenías que ser tú. |Draco Malfoy| TERMINADA. [#1]

62.

Draco Malfoy.

—¿Me platicaras por qué estabas discutiendo con Weasley cuando íbamos hacía los carruajes?—le pregunté a Amélie sentándome alado de ella, nos encontrábamos en la Sala común.

—Tonterías.

—Tonterías.—repetí haciéndola reír.— Vamos, somos amigos... puedes contarme.

—No le gusta que me ponga de tu lado.—comentó haciendo una mueca, fruncí el ceño.

—¿Por lo del tren?—asintió con la cabeza.—¡Que idiota! ¿Qué esperaba? ¿Qué aceptaras gustosamente patrullar los fin de semana? Discúlpame, pero hay que pensar en nosotros no en ellos, a mi que me importa sus reglas, por eso decidí decirles desde un principio.

—Lo se.—suspiró echando su cabeza hacia atrás.— Dice que me haces mal, y que no le gusta que estemos juntos por qué cree que aún sientes algo por mi.—me miró por el rabillo de su ojo.

—Entonces que inseguro es.—escupí.—Yo jamás te he dicho o he hecho que te comportes de diferente forma, ¿Ahora dice que yo te hago mal? Por favor.—rodé los ojos.

—Solo.. está celoso, Malfoy.

—¡Y como no lo va a estar, Amélie! ¡Soy Draco Malfoy!—sonreí maliciosamente.— Tienes un gran idiota de novio, Amy. Sinceramente, no se como te fuiste a fijar en el.

—Él es bueno conmigo.

—Bueno, pero yo te daré un consejo y lo haré por qué no quiero que juegue contigo o te lastime.—humedecí mis labios.—Fíjate como es con Granger, fíjate como la mira, como se miran... y saca tus mismas conclusiones.

Ella me miró extrañada, alce mis cejas.

—¿A que te refieres con sacar mis propias conclusiones? ¿Hay algo que no me quieras decir?

—Yo ya te he dicho todo.—me encogí mis hombros.— Siento que ellos son los que te deberían de decir algo. Pero bueno, tal vez es cosa mía y yo ando viendo cosas que no son, pero te digo que tengas cuidado.

—No quiero pensar en eso, Malfoy.—cerró sus ojos.—Se que ellos son mejores amigos; pero él me ha dicho que no le gusta, y ella no gusta de él.

—Supongamos entonces que todo está bien con ellos.—ironicé,—que no pasa nada, y que son solo «mejores amigos».

—La verdad no quisiera hablar ya de eso.—admitió algo decaída.

—Bueno, entonces no hay que hablar de ellos.—me acerqué a ella.— Mejor hay que hablar que ya tenemos 8 años de amistad.—la abracé por encima de sus hombros atrayéndola a mi.— Nunca he tenido una amistad tan larga.

—Pensé que ya conocías a Crabbe y Goyle.—recostó su cabeza en mi hombro, sonreí.

—Sí, pero de amistad más unida serías tú. Opino, qué hay que hacer un promesa.

—¿Qué cosa?

—Cuando seamos grandes, y si los dos nos encontramos solteros, te tendrás que casar conmigo.—propuse,ella se separó de mi viéndome.— Si es que antes no nos casamos.—alce mis cejas burlonamente, sonrió.

—Aceptó.

—Bueno entonces es una promesa, Srta Larsson.—comente elegantemente.

—Eso parece, Sr. Malfoy.—subió sus piernas arriba de las mías, era una manía que tenía. Lleve mi mano atrás de su nuca empezando a masajear su cabeza.

—Si te soy sincero, no me quiero ir a dormir... quiero quedarme justo donde estoy contigo. Si se puede, para toda la vida.—admití viéndola directo a sus ojos, sus mejillas tornaron un color rojizo.