Capítulo 13: Malentendidos, libros volando y regaños

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—La loca de la escuela volvió —exclama Mackenzie cuando paso junto a ella.

—Vete a vomitar mejor —le dice Maddison.

—Vamos a la biblioteca, ¿verdad? —pregunta Alice.

—¿Alguna vez te das cuenta de lo que pasa a nuestro alrededor? —le pregunto.

—Las peleas de adolescentes son muy irrelevantes para mí.

—Pareces una adulta en pequeña —le digo.

—Gracias.

No estoy segura de si realmente fue un cumplido, pero a ella parece gustarle.

—¿Por qué ahora están en mi salón? —les pregunto al voltear hacia atrás y ver a todos los demás detrás de mí—. ¿Y por qué Mackenzie también?

—Nos cambiaron porque la psicóloga cree que es mejor que estés rodeada de tus amigos —me contesta Maddison.

—Y porque tres padres vinieron a quejarse porque sus hijos estaban en tu salón —me contesta Alice.

—Eso me lo creo más.

—Dijimos que no le diríamos eso —la regaña Maddison.

—Me gusta que me digan la verdad.

—A todos —me dice Alice con una sonrisa, es la primera vez que hablamos bien ella y yo, como verdaderas amigas.

Llegamos a la biblioteca, la maestra pasa frente a nosotros y entramos detrás de ella. La maestra habla con la bibliotecaria, ella nos ve y asiente lentamente, la maestra se acerca a nosotros de nuevo.

—Bueno, pónganse en tríos, elijan un libro y empiecen a hacer una reseña solo viendo la portada.

—Juzgaremos un libro por su portada, que irónico —dice Hannah y suelta una risita empalagosa, cuando volteo la veo junto a Kenneth.

—Vamos —susurra Maddison.

Alice, Maddison y yo somos las primeras en acercarse a los estantes, cada una va por su lado, yo voy hacia la izquierda lo más lejos posible de ellas. Tengo que elegir un libro por su portada y aquí hay millones de libros, será difícil. Entro al primer pasillo, es bastante oscuro, lo que hace difícil ver las portadas, leo los títulos para ver si alguno llama mi atención, pero por el momento ninguno parece muy interesante.

Siento que alguien me observa, por mi vista periférica veo algo moviéndose a mi derecha, parece una sombra peligrosa, volteo rápido y no hay nada allí. Regreso mi mirada hacia al frente y sigo buscando libros, vuelvo a sentir que me observan y escucho pasos, volteo y veo a alguien, doy dos pasos hacia atrás.

—Hola, perdón, olvidé que no es bueno acercarme como un acosador —me dice Kenneth.

—Me asustaste —digo después de tragar saliva y volver a acercarme a donde estaba.

—Perdón, voy a buscar libros aquí, ¿está bien?

—Claro, el pasillo no es mío.

—Es cierto —dice él riendo—. ¿Tú ya encontraste alguno interesante?

—Me cuesta ver las portadas y leer los títulos por la poca luz, así que hasta ahora no he encontrado ninguno.

—¿Te ilumino?

—¿Cómo? ¿Brillas en la oscuridad? —él se ríe, su risa es muy relajante y hasta bonita.

—No, tengo linterna en mi celular.

—¡Oh, bueno! Gracias.

Él saca su teléfono de su bolsillo, prende la linterna y empieza a alumbrar los libros, se acerca más a mí. Yo dejo de verlo y empiezo a buscar títulos, leo uno interesante, lo saco y veo la portada, es bastante bonita e interesante.

El club de los trastornadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora