Capítulo 60: Los audífonos son mis mejores amigos

6 1 2
                                    

Es la primera vez que piso la cafetería desde que ella no está, como mis padres no pudieron hacerme desayuno tuve que comprar algo aquí. No sé por qué, tampoco es como que tenga mucha hambre, me la he pasado jugueteando con lo que hay en el plato al ritmo de la música que escucho por mis audífonos.

Veo una mano pasar por mi plato de comida, así que alzo la mirada y veo a Kenneth sentado frente a mí. Lo he estado evitando desde hace varios días, pero parece que no entiende las indirectas. Hace señas hacia sus orejas, no entiendo que quiere decir. Me acerco a él y jalo sus orejas, él frunce el ceño y me quita los audífonos.

—Quería que te quitaras los audífonos —sonríe.

—Pero señalaste tus orejas.

—Para indicarte que te quitaras los audífonos.

—¿Por qué no señalaste las mías? Fue confuso.

—No importa, perdón —se ríe—. ¿Podemos hablar? Siento que hace mucho que no hablamos.

—Pues es verdad, hace mucho que no hablamos.

Él hace una mueca.

—Siento que nuestra relación está algo rara en este momento y me gustaría aclarar si todo sigue bien entre nosotros.

—Ya no hay un nosotros —me mira sorprendido.

—¿Por qué?

—Porque Maddison se suicidó y la última vez que hablamos nos dijimos cosas hirientes, lo cual creo que no es sano.

—Bueno, pero aun se puede salvar la relación, ¿no?

—Kenneth, fuiste igual que dos de las voces que más me lastiman, evidentemente ya no hay salvación. Incluso yo que estoy loca puedo verlo.

—¿Kenneth? ¿Vuelves a llamarme así?

—¿Es lo único que te importa de lo que te dije?

—Es lo que más me duele.

—Te estoy diciendo que terminamos, ¿pero lo que más te duele es que te llame por tu nombre?

—Sí, porque sé lo que significa. Solo me llamabas así cuando no era alguien importante, cuando solo era el chico raro que te seguía por toda la escuela. Pero bueno, ya no seré ese.

Se dispone a alejarse, pero se detiene.

—¿Al menos sigues hablando con Alice?

—Lo único que teníamos en común era Maddison.

—¿En serio redujiste toda tu vida social a una persona?

—Solo digo la verdad. Alice se la pasa en la biblioteca, yo estoy vetada. No tenemos nada en común ya.

—¿Ni tú y yo?

—No.

—¿Entonces ya no iremos al baile juntos?

—Ni siquiera estoy de humor para ir a esa tontería, solo iba porque ella quería, ahora no tiene chiste.

Él me mira con preocupación.

—Realmente tu vida giraba en torno a ella.

—Te dije que la necesitaba.

—¿Por qué no puedes conformarte conmigo?

—Porque no quisiste ayudarme.

Él asiente con la cabeza y suspira.

—Entonces adiós, no te molestaré más.

—Gracias.

—Sería lindo que no lo tomaras tan bien y que actuaras por un segundo como si esto te lastimara, aunque sea un poco.

—Kenneth, mi mejor amiga se suicidó hace poco, esto no es nada.

Acabas de matarlo —me dice Uno.

Te dije que lo ibas a destruir —susurra Negro.

—Tienes razón, no es nada.

Se va rápidamente, por fin paz. Me vuelvo a poner los audífonos y sigo jugando con mi comida al ritmo de la música.

El club de los trastornadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora