Capítulo 130: El psiquiatra nuevo

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Esta sala de espera es bonita, no encuentro nada negativo para quejarme. Mis padres están junto a mí, pero no dicen nada.

—Verás que te caerá bien —dice mi padre.

—Viajamos para llegar acá, espero que esta sesión si pueda terminarla.

Mi padre ya no dice nada y sé que mi madre está molesta. La puerta se abre y sale un hombre de complexión mediana, con barba, bigote y cabello negro, con lentes cuadrados y una gran sonrisa amable.

—Buenas tardes, deben ser los señores Sainz y Every. Yo soy Bernard Costa, psiquiatra de adultos.

Sonríe y no puedo odiarlo, pero quiero hacerlo.

—Sí, viajamos para verlo, señor Costa —dice mi padre amablemente.

—Claro, ¿pasamos, Every?

Asiento con la cabeza, me pongo de pie y entro al consultorio. El lugar está repleto de libros en estantes oscuros, no hay ventana y solo hay dos asientos, uno frente al otro. No tengo de otra, así que me siento en el diván. Veo en la mesa de en medio una carpeta con mi nombre.

—Es tu expediente, tu psiquiatra anterior me lo mandó hace unos días, estaba estudiándolo antes de la sesión —sonríe amablemente.

—¿Anotaba cada sesión?

—Sí, estoy al corriente de lo que pasó en la última. Pero no quiero hablar de eso, quiero conocerte.

—Ya lo sabe todo si leyó eso —sonríe.

—¡Oh, claro que no! Conozco lo que tu psiquiatra piensa de ti, pero yo quiero conocerte a ti.

¡Diablos, es bueno! —dice Uno con frustración.

—Soy Every, tengo 18 años, me gusta dibujar y tengo esquizofrenia.

—¿Qué dibujas?

—¿En serio es lo que quiere saber? ¿No quiere saber sobre mi esquizofrenia?

—Sé sobre tus alucinaciones, pero esta sesión es para conocernos más allá de un diagnóstico y es lo que quiero saber.

—De todo, sobre todo realismo.

—¿La próxima sesión podrías traer algunos de tus trabajos?

—Tengo esta libreta —digo sacándola de mi bolsa y se la paso.

Él sonríe y va pasando los dibujos, se detiene en un dibujo y lo voltea hacia mí, es el retrato de Ethan.

—¿Es amigo tuyo? —sonrío con tristeza.

—En mi mente lo es, fuera de ella no existe.

—Es un gran dibujo, tiene muchos detalles.

—Es justo como lo veo.

—¿Quieres hablar de él?

—Muy pronto, sigo luchando con lo mucho que quiero odiarlo —él se ríe.

—¡Genial! Tendré que esperar a ganarme ese derecho, me parece bien —me tiende mi libreta y la tomo—. Tus dibujos son grandiosos, ¿planeas estudiar arte?

—Eso estoy pensando.

Seguimos hablando de cosas sin relevancia sobre mis dibujos y mis aficiones, nada sobre mi trastorno ni mis voces, tampoco insistió para saber sobre Ethan. No puedo odiarlo por más que me gustaría, es muy agradable y me hace sentir cómoda cuando hablo con él. Me duele perder a la doctora April Hale, pero el doctor Bernard es bueno y creo que la transición será más sencilla para mí. Pero, aunque me haya caído bien, sigo molesta porque me hayan hecho esto y lo seguiré estando el mayor tiempo posible.

El club de los trastornadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora