Capítulo 160: 365 días de posibilidades

2 1 0
                                    

Estoy sentada en la habitación de Anna, hace unas horas me levanté y no he parado de hablar con mis amigos. Hice una videollamada con Cind y Gast, les ensañé lo que dibujé y el paisaje de Pals, estamos de acuerdo en que es arte. También hablé con Hannah, dice que en verano debo traerla. Mackenzie y Alice me mandaron mensajes deseándome un buen inicio de año y con Sophie quedamos de vernos en cuanto regrese. Tengo más amigos de los que pensé que tendría.

El año nuevo inició y tengo mi decisión tomada. Me levanto de la cama de Anna, ella y Cassandra eligieron lo que me pondría hoy porque dicen que no tengo un buen sentido de la moda. Salgo de la habitación de Anna, cruzo el pasillo y bajo al primer piso. Mis tíos y mis padres están en la cocina hablando, mi padre me mira y se acerca a mí.

—Te ves muy bien, mi niña —me da un beso en la mejilla.

—Avísanos donde estarás y a la hora en que regresarás —me dice mi madre preocupada.

—Tráelo a cenar, si quieres —dice mi tío.

—Sería bueno conocerlo —dice mi tía con una gran sonrisa.

Ellos dos me apoyaron mucho en estas tres semanas que estuve aquí pensando en todo lo que pasó y tomando mi decisión.

—No lo hagas, Every, te lo quieren espantar —me advierte Cassandra pasando a la sala, sonrío.

—Veré si quiere, nos vemos al rato —me despido con la mano.

Salgo de la casa de mis tíos y me pongo los audífonos que me regaló Oliver, son inalámbricos, dice que los de cable ya no se usan y que estos suenan mejor; en eso último le doy un punto. Camino con la música sonando, mis amigos me armaron una playlist y todas las canciones que he descubierto hasta ahora son muy buenas. Es divertido tratar de adivinar quien eligió la canción que estoy escuchando, creo que he acertado en casi todas.

Veo el parque cerca, este me gusta porque está como en una colina y tiene una vista preciosa. Llego ahí y me siento en un columpio, la canción que suena habla sobre volar, así que me mezo fuerte y cierro los ojos. Siento el aire en mi cara mientras la canción suena a todo volumen en mi oído, abro los ojos y veo el paisaje, en cierto modo si es como si volara. Sonrío y detengo un poco el impulso para ya no ir tan alto. Siento que un audífono se cae, me detengo y él camina frente a mí.

—Tierra llamando a Every —dice con una sonrisa.

—Hola, perdón, no creí que llegarías tan pronto.

—¿Bromeas? Estaba ansioso por venir a verte —sonrío, él me tiende la mano—. Tu audífono.

—Gracias —lo tomo y guardo ambos en su caja.

—Entonces, ¿qué decidiste?

—¿No crees que es obvio? Hice que vinieras hasta acá.

—De hecho, yo lo sugerí y claro que cruzaría el mundo por ti. Te lo dije, te seguiré a donde sea que vayas.

Ethan se sienta en el columpio de alado y se mece un poco. Mira el paisaje y luego me mira a mí.

—Tenías razón, este lugar es genial —sonrío y miro hacia enfrente.

—Es un gran paisaje.

—Totalmente —volteo a verlo, él me está viendo, está sonrojado y sonríe bonito—. Entonces, para que quede claro, ¿me perdonas por todas las estupideces que hice?

—Claro que sí, pero promete que no lo volverás a hacer —se ríe.

—Prometido —veo que duda por un segundo y su sonrisa desaparece, parece preocupado— ¿Puedo volver a ser parte de tu vida?

Me levanto del columpio y él hace lo mismo, se pone frente a mí y me mira. Es una escena bonita, él y el atardecer de fondo. Sonrío, esto me gusta, él me gusta mucho.

—Sí, siempre has sido una parte muy importante y quiero que sigas siéndolo.

Ethan sonríe, me atrae hacia él y me besa. Se aleja un poco de mí, acaricia mi mejilla con ternura.

—Esto es real, ¿verdad?

—Tiene cierto encanto recordarte que soy real —besa mi frente—. Para que recuerdes que soy real.

—¿Volverás a decirlo? —casi lo suplico, extrañaba tanto eso.

—Por el resto de mis días.

Lo miro y sonrío, Hannah tiene razón, estamos hechos el uno para el otro. No hay nadie más con quien quiera estar.

—Me gustas, Every. Me gustan tus ojos, tu rostro y tu cabello, obviamente también el resto de tu cuerpo. Me gusta la forma tan rara en la que te vistes a veces y lo loca que estás. Me gusta Uno y Ocho y solo me gustan los gemelos malvados porque son parte de ti y sé que puedo ayudarte a mantenerlos bajo control. Me gusta lo creativa que eres y me gusta verte dibujar. Básicamente, me gusta cada cosa de ti —sonrío.

—Esa si es una manera sana de expresar tus emociones —se ríe.

—Es que voy a terapia, tal como alguien me recomendó —traga saliva y sigue viéndome—. Es gracioso, cuando me senté junto a ti fue para molestarte y hablé contigo para molestar a Ken. No tenía planeado que nada de esto pasara, pero me hace muy feliz haber tomado una decisión correcta en mi vida. Tú me haces muy feliz, me hiciste querer ser mejor y me haces sentir libre —sonrío, es tan tierno—. Te diría que te quiero, pero eso se queda corto. No importa que sea demasiado pronto, te lo diré porque lo siento. Te amo, Every.

—Me gustas y eres mi musa, evidentemente también te amo —sonríe.

—¿Las musas no son mujeres? —se ríe.

—No te puedes estar serio ni siquiera ahora.

—Jamás.

Acerca su rostro al mío y vuelve a besarme, disfruto cada segundo en el que nuestros labios tienen contacto. Después me abraza y sobre su hombro puedo ver el paisaje, sonrío. Estoy en mi lugar favorito con mi persona favorita y todo es real.

¿Segura? —pregunta Negro con malicia.

El club de los trastornadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora