Estoy acostada en el diván de mi psiquiatra, no he dicho nada desde que entré hace media hora, solo me acosté aquí en silencio. Ella tampoco ha dicho nada, está sentada en su sillón viéndome fijamente. Suspiro una vez más y volteo a verla, es demasiado paciente conmigo y los demás locos a los que trata.
—Mis padres no han dicho nada de lo que pasó el miércoles, votaron mi ropa y el tema junto con ella. Parece que solo quieren ignorarlo, como si nunca hubiera pasado.
—Las personas lidian de diferentes maneras con los problemas.
—Pero deberíamos hablar de ello, ¿no?
—¿Tú quieres hablar de ello?
—Sí, quiero que se den cuenta de que no soy normal y que jamás lo seré.
—Es cierto, pero nadie quiere que seas normal —la veo con el ceño fruncido—. Nosotros queremos que seas feliz.
Sigo confundida, dejo de verla y alzo la mirada de vuelta al techo. ¿Ser normal no es lo mismo que ser feliz?
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El club de los trastornados
Dla nastolatkówEvery descubrió a los 10 años que tiene esquizofrenia, las voces que al principio eran imaginarias ahora son amigos y compañeros eternos. Cuando ella entra a la preparatoria Sigmund Freud decide hacer público su diagnóstico para evitar cometer los m...