Capítulo 62: El lúgubre baile de invierno

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—¡Every, tienes que ir a ese baile! —mi madre está muy molesta.

—¿Para qué? Solo iba por Maddison.

—Piensa en Ken.

—¿Por qué él no piensa en mí? —también estoy molesta.

—Tienes que ir.

Suspiro y me levanto del sillón de la sala.

—Entonces llévenme.

—¿No te cambiarás?

—No, si voy a ir a esa tontería para complacerte y a Ken, entonces iré como quiera.

Mi madre no dice nada más, mi padre llega desde la cocina.

—Yo la llevo. Vamos.

Salgo de la casa detrás de mi padre. Él va hasta su camioneta y se sube, me subo de copiloto y miro como mi madre se asoma por la ventana.

—No entiendo porque quiere que vaya al tonto baile.

—Porque quiere que continúes con tu vida.

—Eso hago.

—Parte de continuar con tu vida implica ir al baile al que ibas a ir con ella.

—Pero solo iba porque ella quería. Aparte, terminé mi relación con Kenneth.

—¿Qué? ¿Cuándo?

—La semana pasada.

—¿Por qué?

—Me dijo algo feo, algo que Negro y Rojo dirían.

Y han dicho —no creo que necesite saber eso, Uno.

—¿Entonces no estarás con él esta noche?

—No estaré con nadie esta noche.

—¿Y tu amiga Alice?

—Ya no es mi amiga.

—¿Por qué?

—Maddison era lo único que nos unía.

—Creo que a eso se refiere tu madre. Quiere que sigas teniendo una vida social, aunque Maddison no esté aquí.

—Bueno, fingiré que me divertí al volver a casa.

—No me agrada que tengas que fingir, pero bueno.

Mi padre se estaciona fuera de la escuela, se escucha música de dentro.

—¿En cuánto tiempo vengo por ti?

—Una hora.

—¿Dos?

—Pues ya que.

Digo eso último y me bajo de la camioneta, camino hacia la escuela sin muchos ánimos. Cuando llego al pasillo veo a mis compañeros muy bien arreglados, con vestidos y trajes muy elegantes. Ni siquiera me importa ser la única que desentona en todos, igual siempre es así. Camino por el pasillo y voy hacia la cancha techada de baloncesto, donde sé que es la fiesta.

Nos están viendo.

—No me digas, genio —contesto de mala gana.

Camino rápido, notando la mirada de los demás, pero sin más comentarios de Ocho, creo que lo hice enojar. Al final, las voces de mi mente también terminarán molestas conmigo.

Llego a la cancha, paso por las puertas y miro la decoración, todo está muy azul. Veo a mucha gente, ni siquiera distingo quien está, pero estoy segura de que Alice no está aquí.

El club de los trastornadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora