Capítulo 139: Primer beso

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Miro el partido sin entender muy bien lo que está pasando. Sé que Ken es el número 48 porque no paró de repetírmelo y porque es el mismo número que mi dormitorio. Él va corriendo con el balón hacia el lado izquierdo de la cancha y las personas a mi alrededor se están emocionando. Derriban a Ken de una manera que se ve muy dolorosa, pero la gente se emociona y grita con felicidad.

—¡Mitril gana! —grita emocionado el comentarista.

El ruido me molesta un poco, pero sonrío porque creo que Ken lo hizo bien. La gente comienza a levantarse y bajar de las gradas. Veo a Ken haciéndome señas y me acerco a él.

—Siéntate, te ayudo a bajar al campo.

Me siento en el borde de las gradas, él me toma de la cintura y me pone delicadamente sobre el piso. Unos chicos pasan junto a él y golpean su casco. Sonríe y se lo quita para verme bien.

—Felicidades —me paro sobre las puntas de mis pies y le doy un beso en la mejilla.

—Gracias —sonríe—. ¿Quieres ir a celebrar conmigo?

—¿No irás con tus amigos?

—Creo que harán una fiesta, pero prefiero salir contigo.

—Está bien.

—Bueno, espérame aquí, me cambiaré rápido.

Se aleja unos pasos, luego recuerda algo y se acerca a mí una vez más.

—Te ves hermosa —me da un beso en la mejilla.

Sonríe y se aleja hacia el vestuario del equipo. Veo el resto del campo y me doy cuenta de que las porristas me están viendo, no parezco agradarles.

—¡Every! —veo a Gast y me acerco a donde está—. ¿Sales con un chico del equipo? Definitivamente eres de las más afortunadas de la universidad. Escuché que al profesor Henry no le suelen agradar los novatos.

—No es la impresión que me dio.

—No porque parece demasiado interesado en ti, ¿sabes a lo que me refiero?

—La verdad no —sonríe—. Pero lo hablamos en clase, no deberías creer ciegamente lo que te dicen otros. El maestro Henry es muy bueno con nosotros, no nos ha dejado demasiadas tareas y todas han sido ver películas o buscar cosas en internet sobre artistas famosos.

—Particularmente me gustó la participación de Karla sobre el impacto del manga en el arte actual.

—A mí la del impacto del grafiti.

—No me gusta mucho el grafiti —frunce el ceño.

—Es arte callejero, indudablemente.

—Quiero diferir, pero eres demasiado convincente —sonríe.

—Hola, perdón, ¿tardé mucho? —veo a Ken y sonrío.

—No —mira a Gast y sonríe—. Él es Gast un compañero de Historia del arte.

—Quiero creer que amigo, también —sonríe.

—Every es difícil al inicio, pero seguro llegarán a serlo. Yo soy Ken, su novio —pone una entonación especialmente emocionada en esa palabra.

—Mucho gusto —dice Gast—. Los dejo, seguro querrán celebrar la victoria. Hasta el lunes, Every.

Gast se aleja y volteo a ver a Ken.

—De él me hablaste, ¿no?

—Sí, el chico junto a mí que desprecia el arte callejero.

—Recordaba vagamente su nombre. ¿Nos vamos?

—Claro, ¿a dónde iremos? —me toma la mano y comienza a caminar fuera del campo.

—Preparé algo, no estaba seguro de que ganaríamos, pero por si pasaba quería que fuera una buena celebración.

—¿Cómo tienes ánimos para celebrar? Si fuera tú, solo querría ir a acostarme en mi cama.

—Solo porque es contigo, si no seguramente si estaría en mi cama.

Salimos del campo y vamos por uno de los caminos que llevan de vuelta al campus.

—¿Te lastimaron? —miro su rostro, hoy no parece tener lastimado el mentón como la última vez que jugó.

—Tengo que admitir que me duele un poco el abdomen, pero no me quiero preocupar por eso ahora. Solo quiero celebrar contigo.

Nos alejamos del camino y vamos hacia el césped, está iluminado y se ve lindo.

—¿Me estás secuestrando?

—Tal vez —me mira y sonríe.

Llegamos a una reja negra cubierta de enredaderas que llegan hasta al piso. Ken saca una llave de su bolsillo y la abre.

—¿Cómo conseguiste esa llave?

—Es algo un poco ilegal, prefiero no decirte nada —dice pasando por la reja y jalándome.

Veo el lugar, hay un mantel de cuadros rojos con blanco y sobre él, una canasta de madera. Sonrío, el lugar es bonito, la iluminación y la noche hace que se vea mucho más espectacular. Veo a Ken, está sonriendo.

—¿Te gustó?

—Sí, es muy lindo.

Me toma la mano y me lleva al mantel, nos sentamos uno frente al otro. Él revisa la canasta mientras paso la vista por el lugar, saco mi teléfono y tomo una foto, me gustaría dibujar esto.

—¿Te gustan las fresas?

—Sí —volteo y veo todo lo que preparó, es lindo—. Amo las fresas con chocolate.

Tomo una y le doy un mordisco, Ken está completamente complacido. Termino de masticar la fresa y me acerco a él, le doy un beso en la mejilla y me alejo lentamente.

—Gracias por esto —seguimos cerca.

—Gracias por ir a apoyarme al partido.

Ken mira mis labios y ya no logra resistirse, corta la distancia entre nosotros y me besa lentamente. Me rodea con sus brazos y me acerca más. Correspondo al beso, no puedo resistirme, pero no sé qué hacer con mis manos.

Ponlas alrededor de su cuello —me dice Uno.

Le hago caso, pongo mis manos alrededor de su cuello y acaricio su cabello mientras seguimos besándonos. Ken se aleja unos centímetros de mí, me mira y acomoda un mechón de cabello detrás de mi oreja.

—Valió la pena esperar por este beso —dice.

—Fue mi primer beso —me muerdo el labio inferior—. Creo que me gusta.

—¿Quieres el segundo? —sonrío y asiento con la cabeza.

Ken sonríe y se acerca a besarme, tan lenta y tiernamente como la primera vez. Sus manos acarician mi cintura y una de ellas se desliza lentamente debajo de mi blusa, tocando mi piel. Ese roce me gusta, pero se detiene rápidamente y regresa sobre mi ropa. Nos besamos un rato más, antes de recordar todo lo que planeó para esta noche. Fue un buen primer beso.

El club de los trastornadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora