Capítulo 127: Amenaza a una amiga

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Veo por la ventana del consultorio de mi psiquiatra y pasa la niña de siempre con un globo rojo. Dejo de verla y me acerco al diván, me siento en él y veo a mi psiquiatra.

—He estado pensando sobre la universidad —eso la hace sonreír.

—Eso es un gran paso, Every.

—Sí, me gusta Mitril, se ve cómoda y Kenneth estará ahí por si lo necesito.

—Volvimos a ser amigas de Kenneth, me gusta.

—Sí, también soy amiga de Hannah y ella estudiará en la misma ciudad.

—¡Genial! ¿Estas decidida por ese lugar?

—Pues iremos a verla en unos días —hago una mueca.

—Entonces, ¿por qué no te ves feliz?

—Es solo que temo irme de este lugar y perder a Ethan otra vez.

Ella parpadea varias veces, como intentando entender lo que le digo.

—Él apareció aquí ¿y si me voy y él se queda? —suspira.

—Every, eso no es posible porque...

—Está en mi mente, entiendo, pero no puedo dejar de pensar en que lo voy a abandonar. Dejaré atrás todo lo que tuvimos y continuaré con mi vida mientras él no es real —siento lágrimas rodar por mis mejillas—. Él siempre me ha ayudado mucho y yo solo lo voy a dejar. Estuvo cuando intenté suicidarme, estuvo en mi cumpleaños e incluso estuvo conmigo cuando estuve internada en el hospital. No quiero dejarlo aquí y olvidarme de él, no es justo.

—Every —la miro, ella parece dudar—. La cosa con Ethan es que no lo vas a dejar aquí ni tendrás que olvidarlo porque...

La puerta del consultorio se abre bruscamente y ahí está mi madre furiosa.

—¡Nos vamos!

—¿Qué? —pregunto confundida y limpiando mis lágrimas.

—Ya nos vamos.

Se acerca a mí y me toma del brazo.

—Señora Sainz, no puede interrumpir la sesión —dice mi psiquiatra molesta poniéndose de pie.

Mi mamá se acerca a ella y le da una cachetada.

¿Qué está pasando? ¿Por qué lo hizo? —pregunta Uno confundida.

Veo a mi psiquiatra poner su mano derecha en su mejilla.

—Puedo interrumpirla porque sé lo que está pasando. Dijimos que haríamos todo por proteger a Every y eso hago. Agradezca que no la demando. No la volveremos a ver.

Mi madre me jala del brazo, sacándome del consultorio. Veo a mi psiquiatra, tiene una mirada de total tristeza mientras me alejo. No entiendo nada, todo estaba normal, ¿por qué nos vamos?

—Mi sesión...

—Olvídala, será mejor que cambies de psiquiatra.

—¿Qué? —grito al mismo tiempo que Uno.

—Será mejor para ti.

No entiendo nada.

El club de los trastornadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora