Capítulo 149: Fiesta de vino

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Mis compañeros de artes están haciendo una fiesta en el cuarto de uno de ellos, solo invitaron a unos cuantos y a mí me permitieron llevar a alguien. Evidentemente, voy con Ken. Sophie también arregló mi atuendo de esta noche, pero es un poco más sofisticado que el de la fiesta pasada.

—Si es en una habitación supongo que será mucho más tranquila que la fiesta de mi equipo —me dice mientras salimos de mi habitación

—Creo que cualquier fiesta es más tranquila que la de tus amigos —digo riendo.

—Es verdad, escuché que ayer unos tipos saltaron desde la segunda planta en una especie de competencia estúpida.

—A los hombres se les debería prohibir el alcohol —recuerdo al Ethan borracho de hace unos días, no lo he vuelto a ver desde entonces.

—¡Oye, no todos somos así de idiotas! —el elevador se abre y subimos en él

—Es verdad, algunos son peores —se ríe.

—Te está haciendo mal juntarte con Lara.

—Creo que sí, pero tiene varios puntos interesantes.

Se acerca y me besa. Se abre el elevador y salimos hacia la habitación de mi compañero, la 76

—Ya me dijo la tontería de las porristas, espero que no le creas nada.

—Creo en lo que veo. Ellas me odian y desean estar contigo.

Me detiene en la puerta y me mira.

—¿Estás celosa? —entrecierra los ojos.

—No lo sé, nunca lo he estado. Pero sé que no arriesgarás el año que has pasado convenciéndome para que esté contigo y hacerle caso a una de ellas arruinaría todo.

—Me tienes en la palma de tu mano, puedes hacer conmigo lo que quieras, Every. No veo a otras, no lo he hecho desde que te conocí.

Pero invitó a Hannah al baile de invierno en cuanto lo rechazaste —me recuerda Negro.

Pero eso fue algo sin sentido, después se fue conmigo. Ken está diciendo la verdad, él siempre lo hace, nunca me ha mentido.

¿Segura? —pregunta Uno.

Ignoro eso, sonrío y le doy un beso.

—Pues ellas te ven, pero no me intimidan. Confío en ti, siempre lo he hecho.

Sonríe y llama a la puerta, uno de los chicos de mi clase abre y nos saluda emocionado. Entramos, en el lugar hay varias personas. En una mesa hay varias botellas, pero todas son de vino, todos son diferentes, pero es vino al fin de cuentas.

—Esta fiesta es demasiado sofisticada, justo lo que tu madre cree que hacemos aquí —me susurra.

Nos acercamos a todos y nos dan a probar varios tipos de vino. En lo personal, ninguno de ellos me gusta y creo que a Ken tampoco. Nos limitamos a hablar con los que hay, muchos discuten sobre arte.

—¡El arte es todo! —grita una de las chicas que siempre repite eso por el maestro Henry.

—Sí, ya dijiste eso —le reprocha otra chica.

—Es que está obsesionada con el maestro Henry —dice un chico.

—¿Cómo es él? —pregunta Ken.

—Hermoso —dice una chica.

—¿En serio? Una amiga me dijo eso, pero Every solo habla de sus clases —dice Ken.

—Es raro y debes andarte con cuidado, amigo, parece que tiene el ojo puesto en tu chica —le advierte el mismo chico.

—No, es solo nuestro profesor, no pueden creer eso —digo.

—El primer día no le quitaba la mirada de encima —dice la chica que está obsesionada con él.

—¡Cuando hablamos de las musas tampoco! —dice el mismo chico cizañoso.

—¡Oh, recuerdo ese día! No parabas de hablar sobre eso —dice Ken viéndome.

—El tema es interesante. Si ser apasionada del arte es mi delito, entonces soy culpable —muchos ríen, pero lo decía en serio.

—Bueno, aunque él quiera con ella, creo que Every no lo nota —dice Ken pasando su brazo sobre mis hombros, se ve relajado y divertido de estar aquí, él encaja donde sea.

—Tenemos eso en común, si no podemos preguntarles a las porristas —mis compañeros se ríen aún más y Ken se sonroja bonito.

—Ahí me diste.

—¡Es verdad! Mi prima es porrista y solo habla del número 48 —dice una chica.

—¿Y tú como sabes que ese es su número? —le pregunta otra y ella se sonroja, lo que me hace reír.

Seguimos discutiendo sobre chismes de la universidad y siento la mirada de Ken fija en mí. Lo miro, está sonriendo con una cara de enamorado total. Se acerca y me da un beso rápido, luego se aleja y me señala con la cabeza a mis amigos para que siga la conversación. Lo hago, aun sintiendo su mirada fija en mí. Es bonito encajar en su círculo social y que él se sienta cómodo de encajar en el mío.

Lo miro y sonrío, nuestra relación es mejor ahora que estamos en la universidad y tomamos caminos diferentes, sin que uno esté encima del otro todo el tiempo. Me gusta verlo y poder contarle todo lo que pasó en mi día y que él me cuente lo que pasó en el suyo.

El club de los trastornadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora