Capítulo 15: La espera

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Salimos de la biblioteca, escucho a Kenneth, la maestra, la bibliotecaria y el conserje hablar sobre el trabajo que hicimos, están halagando a Alice por su buen trabajo. No los veo porque van detrás de mí, estoy concentrada en Mackenzie. Se ve mucho más delgada por detrás, realmente puede tener un caso grave de bulimia. Ella va hasta adelante, más rápido que todos nosotros, estoy segura de que no quiere estar un segundo más aquí y menos conmigo.

Llegamos a la salida, la maestra y la bibliotecaria se van a sus respectivos automóviles. No hay rastro de Mackenzie así que creo que se fue. Alice y Maddison hablan sobre irse a pie, se despiden con la mano y se van. Supongo que estoy sola, saco mi teléfono de mi mochila y lo enciendo. Mientras busco mis audífonos y los desenredo, ¿por qué siempre están enredados? Es como si en mi mochila hubieran unos pequeños seres que siempre están jugando y enredando mis audífonos.

—Sigo aquí —escucho a Kenneth detrás de mí.

—Lo olvidé —digo volteando a verlo.

—¿Quieres esperar a tu mamá en mi auto? —dice señalando un automóvil blanco que está solo estacionado a mi izquierda.

—Bueno.

Él sonríe y camina hacia allá, lo sigo. Sé que él va a esperar conmigo porque eso le dijo a mi mamá y también sé que ella llegará pronto, así que no estaremos solos mucho tiempo. Kenneth se acerca al lado de copiloto y abre la puerta para que pase.

—Gracias —digo entrando.

El interior del auto huele bien, es exactamente como uno imaginaria que es porque es igual que Kenneth. Está limpio y ordenado. Kenneth entra por la parte del piloto y se voltea hacia mí.

—¿Actúe bien? —lo veo confundida.

—¿Cómo?

—Hice lo que me pediste, no ser tan obvio, ¿lo hice bien?

—Supongo, no sentí que estabas detrás de mí todo el tiempo.

—Me sigues gustando —dice con una sonrisa.

—Sigues sin conocerme —él frunce el ceño.

—Bueno, dime algo que nadie sepa.

—No sé qué podría decirte.

—Pues cualquier cosa. Por ejemplo, yo soy hijo único.

—Tengo dos hermanos —él sonríe complacido.

—Mi color favorito es el blanco.

—No sé porque no me extraña —digo viendo su uniforme y su auto limpio.

—¿Cuál es tu color favorito?

Nadie me había hecho esa pregunta y no sé qué contestar. Los colores son sólo colores, no tiene sentido que escoja uno sobre los demás.

—No tengo color favorito, pero... —dudo, no sé si decirle lo que pienso decirle—. El rojo y el negro son colores desencadenantes para mí. Juntos me hacen ver cosas y es por eso que así se llaman dos de mis voces.

—Es cierto, ya me habías contado. Dijiste que suenan como gemelos, ¿no?

—Sí y eso es algo que solo mis papás y mi psiquiatra saben.

—¿Confías en mí?

—Te acabo de conocer.

—¿Algún día confiarás en mí?

—Tal vez, pero no quiero darte falsas esperanzas.

Él sonríe, lo veo desviar su mirada de mis ojos hacia mis labios. Parece que quiere hacer algo, entonces una camioneta entra al estacionamiento, es la de mi papá. Me emociono y salgo del automóvil, la camioneta se detiene frente a la entrada de la escuela. Corro hacia allá, me acerco a la ventanilla y veo a mi papá viendo el teléfono. Él alza su mirada y me sonríe.

—Pareces animada.

—Quiero ir a casa —le contesto abriendo la puerta.

Me detengo antes de entrar, volteo hacia el auto de Kenneth, él está parado viéndome. Dejo la puerta de la camioneta abierta y voy corriendo de regreso a Kenneth. Él me ve con el ceño fruncido cuando me acerco. Cuando llego hasta él lo abrazo, él me rodea con sus brazos y me aprieta junto a él. Lo suelto y él a mí, me paro sobre la punta de mis pies y le doy un beso en la mejilla.

—Gracias por ser castigado con nosotras, por ayudar con las repisas y los libros y por esperar a mi papá conmigo.

Digo eso último y corro a la camioneta, quiero llegar a casa, contarle a mamá lo divertido que fue ordenar libros con Alice y comer.

El club de los trastornadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora