—¡Every, baja! Vinieron a verte.
Me levanto rápidamente de mi cama, ¿Kenneth vino sin avisar? ¡Diablos! ¿Cómo voy a lograr que se vaya? Seguro mi madre me obliga a salir con él.
Bajo las escaleras rápidamente, pero cuando veo hacia la sala me encuentro con Alice, eso hace que me relaje.
—Hola.
—Hola, Every.
—¿Qué haces aquí?
—Every, no seas grosera —me llama la atención mi padre—. Ven a la sala a platicar con tu amiga.
Asiento con la cabeza y camino hacia allá. Me siento en mi sillón, Alice se queda parada, supongo que su visita será rápida.
—Vine porque quería avisarte que el próximo semestre no volveré a la escuela. La partida de Maddison me dolió y creo que necesito alejarme de ese lugar que solo me recuerda a ella.
—¿En serio?
—Sí, creí que sería bueno avisarte porque somos amigas y no quería que el próximo semestre llegaras y no me vieras.
—Hubiera sido muy raro.
—Sí, aunque los últimos días no hemos hablado mucho y siento que nos juntábamos más por Maddison.
—También sentía eso —le confieso.
—Bueno, mi mamá me está esperando, voy a ir a recoger mis papeles a la escuela.
—Gracias por avisarme.
—De nada y hasta luego.
La veo irse, se despide de mi padre cuando pasa frente a la cocina y sale de mi casa sin decir nada más.
Vas a estar completamente sola —me dice Uno.
No me esperaba eso.
—¿Estás bien? —me pregunta mi padre.
—No lo sé.
—¿Quieres cambiar de escuela?
—No, ese lugar es lo único que me queda de ella —digo con tristeza.
—Bueno, sabes que cuentas conmigo, hija. Si te llegas a sentir sola y quieres ir a otro lado, lo haré posible.
Lo miro, me levanto y corro a abrazarlo. Realmente solo lo necesito a él y al resto de mi familia para ser feliz.
ESTÁS LEYENDO
El club de los trastornados
Novela JuvenilEvery descubrió a los 10 años que tiene esquizofrenia, las voces que al principio eran imaginarias ahora son amigos y compañeros eternos. Cuando ella entra a la preparatoria Sigmund Freud decide hacer público su diagnóstico para evitar cometer los m...