Capítulo 93: El fantasma de la escuela

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Salgo del baño, pero la escuela se ve diferente a hace un segundo, el ambiente se siente más oscuro, misterioso. Camino lentamente por el pasillo, con Ocho advirtiéndome que algo malo pasará y que debería correr a esconderme en el baño. Últimamente no le hago mucho caso, pero siento que en esta ocasión tiene mucha razón. Me doy la vuelta y camino lentamente de regreso al baño, pero al abrir la puerta noto que la única luz que lo alumbra es roja.

No entres ahí —dice Ocho asustado.

¡Rayos! Ese era el lugar seguro, ¿ahora que haré?

Entra —me ordena Negro.

Ocho no refuta nada, Uno no aparece y de Rojo solo escucho una risa maliciosa que hace que se me erice la piel. Trago saliva y lo obedezco, entro en el baño fijándome muy bien que no haya nada en las esquinas oscuras. Camino unos pasos más y a lo lejos puedo distinguir una figura sentada en el suelo y recargada en la pared.

Acércate —me dice Negro.

Lentamente camino hacia la figura y voy distinguiendo más rasgos de ella. Es Maddison, tiene dos largas cotadas verticales en los brazos con sangre seca en ellas y un charco de sangre donde está sentada. Me detengo, no quiero seguir avanzando hacia ella y no quiero seguir viéndola.

Me doy la vuelta y salgo corriendo del baño, el ambiente sigue extraño y oscuro. Camino lentamente por el pasillo, tengo que llegar a mi salón, ahí todo debe ser normal. Escucho un ruido detrás de mí, viene del baño. Volteo a tiempo para ver la puerta del baño cerrándose.

Corre —susurra Ocho.

Mira detrás de ti —me ordena Negro.

Trago saliva y volteo lentamente detrás de mí, a unos metros de distancia veo a Maddison, se está retorciendo de una manera extraña mientras sangre escurre de sus brazos. Alza la mirada hacia mí y mi corazón se acelera.

¡Corre! —grita Ocho.

Lo hago sin dudar, me doy la vuelta rápidamente y corro hacia la salida de la escuela. Escucho las pisadas de Maddison detrás de mí, así como los gritos de angustia de Ocho y las risas de los gemelos malvados. Uno no hace acto de presencia, ¿estará bien?

La puerta está a pocos metros de mí, siento la libertad cerca, pero también escucho a Maddison acelerando el paso. Cierro los ojos y siento agua rodando por mis mejillas, acelero el paso y siento la luz del sol en mi piel. Estoy apunto de abrir los ojos cuando siento que alguien me toma, ¡diablos, me alcanzó! Caigo al suelo, resignada a morir.

—¡Every!

Abro los ojos, frente a mí está Hannah, estamos fuera de la escuela y detrás de ella hay un automóvil. Su conductor sale y habla con Hannah. Kenneth, Ethan y el maestro de historia se acercan a mí.

—¿Estás bien? —me pregunta el maestro.

—¿Qué pasó? ¿Qué hago aquí?

—Ven, levántate —me tiende la mano Ethan.

Dudo un poco, pero la tomo. Me ayuda a levantarme y entramos de vuelta a la escuela, mientras el maestro va con el conductor del auto para hablar con él. Nos detenemos y veo a Hannah correr hasta mí y abrazarme. No esperaba este contacto físico, no sé como actuar. Veo a Ethan reírse en silencio y a Kenneth mirarlo con fastidio. Decido darle palmaditas en la espalda a Hannah.

—No tienes idea de lo mucho que me asusté al verte correr.

Me suelta y seca agua de sus mejillas. Dejo de verla y veo la entrada de la escuela, luego veo el pasillo, estoy confundida.

El club de los trastornadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora