Capítulo 22: Convenciendo a mamá

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He estado pensando en cómo hacer que mi madre me deje ir a la excursión, pero no encuentro las palabras perfectas para pedir permiso.

Es mejor pedir perdón que pedir permiso —murmura Rojo.

Y, aunque suena tentador, no pienso escaparme otra vez, la primera vez ni siquiera salió bien. Bueno, salió bien porque no volví a clases ni me obligaron a quedarme, pero yo sola no pude llegar a ningún lado.

Detengo mi caminata por mi cuarto.

—Mamá, quiero ir... —dejo de hablar—. No es un buen inicio.

Dile que si no te deja ir te irás de la casa —sugiere Uno.

—Pésimo plan.

Tal vez no deberías ir —opina Ocho.

—No ir no es una opción.

¡Doble negación! —exclama Uno.

Me aviento a la cama, miro el techo y sigo pensando en cómo le pediré permiso a mi mamá. No creo que me quiera dejar ir, no va a querer que vaya.

El "no" ya lo tienes ganado —dice Uno.

—Así se quedará, en un "no". Al menos lo intentaré.

Me levanto de la cama decidida, camino hacia la puerta, y salgo de mi cuarto aún decidida a pedir el permiso. Bajo las escaleras y llego al piso del cuarto de mis padres y hermanos. Camino a la derecha, al cuarto de mis padres, toco la puerta y espero.

—Pase —dice mi madre desde el otro lado.

Abro la puerta y los veo a ambos sentados en su cama leyendo, mi mamá está leyendo una revista de psiquiatría y mi padre un montón de hojas, supongo que de su trabajo. Camino hasta quedar frente a ellos, ambos dejan de lado lo que leen y me ven con curiosidad.

—En la escuela nos dijeron que haremos una excursión —mis padres parecen emocionados—. Será el fin de semana en un campamento —la sonrisa de mi madre desaparece.

—¿Fuera de la ciudad? —pregunta forzando una sonrisa.

—No sé, el campamento se llama "Art&Sports".

—¡Oh, no! Definitivamente no.

—Marie, es algo importante, Every es buena dibujando y esta será una excursión que ayudará con su formación —le dice mi padre.

—Pero es lejos, ¡todo el fin de semana! Ella sola no podrá.

—Es una adolescente, ya no es una niña.

—No irás —me dice mi madre.

—Lo pensaremos —dice mi padre.

Los veo voltearse a ver, salgo del cuarto antes de que empiecen a gritarse. No me gusta que se peleen por mi culpa, van a discutir por esta tontería. Y al final terminaré quedándome en casa este fin de semana. Al menos espero que mis amigos se diviertan.

El club de los trastornadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora