El club de los trastornados

Capítulo 129: ¡Escóndete, rápido!

—No quiero que me separen de ella también —digo después de un rato, él sigue abrazándome.

—Creo que ya lo hicieron —me dice Ethan.

Es solo el día anterior, pero aun no puedo asimilar que tendré que alejarme de mi psiquiatra y que tendré que buscar a alguien más que puede que no me caiga bien.

—No puedo hacer nada ni siquiera la podré ver en mi mente como a ti.

—Todo estará bien, yo no te dejaré.

—¿En serio? —pregunto con lágrimas en los ojos.

—Te prometo estar para ti el resto de mi vida.

Escucho que alguien intenta abrir mi puerta, pero como le puse seguro no puede hacerlo, así que la tocan tres veces. Ethan y yo nos separamos y lo miro asustada.

—¡Escóndete! —le digo asustada mientras me acerco a mi puerta.

Cuando estoy frente a ella volteo hacia mi cama, pero él ya no está ahí. Entonces recuerdo que no es real, así que solo tenía que desaparecer, ¡que estúpida!

¡De acuerdo! —dice Negro.

Niego con la cabeza y abro la puerta, mi padre me mira con curiosidad. Me hago a un lado y lo dejo pasar.

—¿Estabas con alguien?

—No, solo hablaba con mis voces —él me mira incrédulo, pero no le da más vueltas al asunto.

—Yo solo quiero hablar un poco contigo.

—No hay nada de qué hablar. Ustedes decidieron que no puedo volver a ver a mi psiquiatra, así que eso pasará —digo molesta.

—Sé que te molesta, pero es lo mejor para ti.

—No, lo mejor para mí no es nada de esto.

—Buscaremos un psiquiatra que esté en la ciudad a la que te mudarás —me dice—. Para que puedas tenerlo cerca durante tu estancia en la universidad.

—Yo no quiero a nadie nuevo, quiero a April.

—Every, te amamos. Sé que en este momento no lo ves así, pero lo entenderás después.

Se acerca y me aprieta el hombro antes de salir de mi habitación, cierro mi puerta y me quedo viéndola. Escucho unos pasos, volteo y veo a Ethan parado cerca de mi baño.

—¿Irás a estudiar en otra ciudad?

—Eso estoy pensando, aunque a estas alturas ya no sé qué quiero hacer —las lágrimas regresan—. Antes quería y si fueras real me gustaría ir a cualquier lugar contigo, pero no quiero dejarte aquí, no quiero volver a perderte —se acerca a mí y me abraza.

—No me perderás, te seguiré a donde sea que vayas —me da un beso en la frente.