Capítulo 58: Funeral de una amiga

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Mi madre pasa la mano por mi vestido para asegurarse de que no tenga pelusa ni arrugas. Después toma mi mano, mi padre toma la otra y juntos caminamos por el cementerio. Caminamos entre tumbas, pisando la gente muerta. Espero que eso no los haga enojar y seguirnos a casa.

A lo lejos veo un gran grupo de personas, caminamos hacia allá, así que supongo que esa debe ser su tumba. Caminamos rápido y llegamos con la gente, mis padres logran encontrar lugares lo más enfrente posible. Miro la foto que eligieron, no parece ser reciente porque tiene el cabello largo y una sonrisa hermosa y radiante. Claro, esa no es la realidad, así no lucía ella casi nunca. Siempre estaba con ese tonto suéter gris, el cabello corto y una sonrisa que usaba para enmascarar su tristeza.

—¿Estás bien? —me pregunta mi padre.

—Lo mejor que puedo.

—Mira, allá está Ken —me dice mi madre, como intentando animarme.

Volteo hacia donde señala y lo veo, se lleva un pañuelo a las mejillas y seca algo de agua que hay en ellas. Junto a él está Hannah, lo está tomando del brazo y se acurruca con él. Dejo de verlos, cerca de ellos encuentro a Alice, hay algo raro con ella, parece algo despeinada. Sigo viendo y me encuentro con Mackenzie, ella está llorando demasiado.

Sigo pasando mi mirada por todo el lugar, cada vez me parece más estúpido todo esto. Nadie de los presentes intentó hacer algo para detenerla, pero ahora lloran como si ella les hubiera importado. Volteo hacia la foto, es tan falsa como todo este lugar.

—Me quiero ir.

—¿Qué? —pregunta mi madre.

—¿Estás segura? Esto recién va a empezar —me dice mi padre.

—Me quiero ir —es lo único que puedo decir.

Me levanto de mi lugar y comienzo a alejarme de todo esto. Cuando estoy lo suficientemente lejos vuelvo a voltear hacia su foto y junto a ella la veo con ese feo suéter gris, el cabello corto y su sonrisa normal.

—Perdón —susurro.

Veo a mi padre acercándose y a mi madre hablando con alguien a lo lejos. Cuando mi padre llega hasta mí me tiende la mano, la tomo y lo sigo de vuelta al auto. No podía quedarme en ese lugar falso, con toda esa gente falsa.

El club de los trastornadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora