Capítulo 28: Bienvenidos a Art&Sports

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Nos llamaron a todos a la cafetería, así que estoy sentada junto a mis dos amigas esperando que los organizadores digan algo. Ya terminamos de desayunar así que estamos a la espera de lo que puedan decirnos.

Uno de los organizadores se para en una de las mesas, lo que creo que es antihigiénico. Hace ruido con una charola para atraer nuestra atención, lo que sirve porque todos lo volteamos a ver.

—¡Bienvenidos! Soy Chase White y soy el jefe de este lugar, espero que su estadía aquí sea divertida, placentera y educativa. Disfruten de todas las actividades que este lugar puede ofrecerle. Y para que vean que la preparatoria Sigmund Freud es nuestra favorita las actividades comenzarán hoy. Los organizadores de las actividades están afuera, los sabrán identificar por sus ilustrativas playeras. ¡Que empiece la diversión!

Todos aplauden con las palabras de Chase, a mí me agrada empezar de una vez, ya quiero que me enseñen todo lo que se pueda aprender sobre dibujo. Espero a que la cafetería se vacíe un poco, no me gusta amontonarme con tanta gente. Cuando está lo suficientemente vacío, nos paramos y caminamos hacia la salida. Cuando llegamos allí veo a muchos organizadores con playeras que ilustran la actividad a la que pertenecen. Me separo de mis amigas para ir con la chica con cabello rosa intenso, ella es la organizadora de dibujo. Cuando llego ella empieza a contarnos, luego checa su lista y asiente con emoción.

—Soy Sophie Waters, la maestra de artes. Pueden llamarme Sophie o maestra, solo no me digan señora, por favor, no soy tan vieja —ella y casi todos mis compañeros se ríen—. Vamos, ya quiero que vean la cabaña de dibujo, ¡les encantará!

Empezamos a caminar hacia una de las cabañas más grandes, nos acercamos a una que es bastante colorida, hasta la cabaña de dibujo es fácil de identificar. Cuando entramos veo caballetes, hojas blancas, lápices de dibujos, pinturas de todo tipo y pinceles de diferentes tamaños. El lugar es amplio, bonito y acogedor. Definitivamente es un lugar donde me gustaría pasar el resto de mi vida.

—Hoy empezaremos con una actividad simple, harán un dibujo de algo que les guste mucho. La única condición es que debe ser una cosa o actividad, pero no una persona —dice la instrucción Sophie—. ¡Vamos! Cada quien tome su caballete e inicie su dibujo.

Voy hacia el caballete más cercano a una ventana, tengo la mente en blanco, no sé qué voy a dibujar hoy. ¿Qué es la cosa o actividad que más me gusta? Bueno, es algo obvio que dibujar me gusta, pero no haré un dibujo de un dibujo, sería raro. Tal vez podría dibujar el consultorio de mi psiquiatra, o solo el diván en el que suelo acostarme, o la ventana por la que veo pasar a la niña con su globo. Esa última imagen me emociona, empiezo a hacer los trazos en la libreta de dibujo que está sobre el caballete.

—Hola, ¿eres Every? —pregunta Sophie Waters desde detrás de mí.

—Sí, soy yo.

—Muy bien, si necesitas algo solo avísame. Tu dibujo se ve bastante interesante —la veo pasar por detrás del caballete.

Sigo con lo mío, primero hice el marco de la ventana y los detalles de la pared del consultorio. Después empecé a trabajar en lo que suelo ver a través de la ventana. Dibujo la calle y la niña con el globo, tengo claro los colores que usaré para terminar esto. Dejo de ver el dibujo y busco lápices de colores o acuarelas cerca. Los veo en un estante a la derecha, camino hasta allá y descubro que solo hay una paleta de acuarelas. La tomo y veo los colores gastados, por suerte los 3 que usaré están casi intactos, colores demasiado infravalorados. Tomo un vaso con agua y lo llevo hasta mi lugar, la pongo sobre una mesita junto al caballete. Mojo el pincel que viene en la paleta, combino el color gris con el color azul marino. Son los colores que necesitaré. Esta es la parte que siempre me pone nerviosa, o embelleces tu trabajo o lo arruinas al agregarle color. Suspiro y pego el pincel a la hoja, no hay marcha atrás.

El club de los trastornadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora