Capítulo 145: Cena familiar

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La próxima semana inician los exámenes y estoy un poco nerviosa, no demasiado, pero si algo. Ken está conmigo en lo que llegan mis padres, quieren que pasemos una noche familiar para ayudar a relajarme. Ken está inmerso en uno de sus libros mientras repaso lo que escribí en mi ensayo de las pinturas rupestres como arte, algo con lo que Gast seguro no está de acuerdo.

—¿Terminaste? —me pregunta Ken.

—Sí, solo lo releo.

—¿Quieres que lo lea?

—¿No estás ocupado?

—No creo que la cocción del pescado cambie mientras lo leo.

—Depende del pescado, ¿no? —sonríe.

—Creo que puedo tomarme unos segundos para leerlo.

—Es sobre pintura rupestre, no sé si te interese.

—Cualquier cosa que hagas tú me interesa —sonríe.

Acerco mi computadora hacia él y lo observo mientras lee lo que escribí, se ríe en una parte y sigue leyendo. No me considero demasiado buena en la escritura, realmente siempre me cuestiono si lo que escribí es coherente o está tan desorganizado como mi cabeza.

—¿Tu maestro tiene sentido del humor?

—Sí.

—Entonces le gustará y si no, está muy mal.

—Gracias.

—Es muy interesante tu visión del arte.

—En parte está influenciada por él, dice que todo es arte y creo que estoy de acuerdo.

—Tal vez un poco, pero esa visión siempre ha estado ahí, lo recuerdo muy bien —sonríe.

—Gracias por leerlo.

—Te dije que me importa y la forma en como lo explicas hace que sea interesante.

—Gracias.

Él se acerca y me da un beso. Mi teléfono comienza a vibrar, lo atiendo, es una llamada de mi madre, la pongo en altavoz.

—Hola.

—Hola, ya estamos por llegar a la ciudad, ¿Ken puede llevarte al restaurante? Nos ayudaría mucho.

Lo veo, asiente con la cabeza y sonríe.

—Bueno, me llevará.

—¿Volvieron? —pregunta Daniel.

—Sí.

No termino de decirlo cuando escucho un grito de felicidad de mis hermanos.

—¡Dile que vaya! —dice Connor.

Sonríe y me mira.

—Veré si quiere quedarse.

—Bueno, entonces vayan juntos de una vez, ya casi llegamos.

Ken se pone de pie.

—Bueno, ya iremos.

—¿Están juntos ahora? Espero que no en su habitación —escucho a mi padre de fondo antes de colgar.

Miro a Ken y ambos nos reímos, luego me pongo de pie y caminamos de la mano hasta salir de mi habitación. El elevador está fuera de servicio por hoy, así que bajamos las escaleras con nuestras manos entrelazadas. Ken me habla de una de sus clases, la que más le gusta porque les permiten practicar y ha estado aprendiendo mucho sobre cocina.

Llegamos a su auto, conduce hacia el restaurante donde veremos a mis padres y seguimos hablando sobre la escuela, está estresado por los exámenes y los entrenamientos. Hasta ahora ha balanceado muy bien las dos cosas, pero esto lo está estresando mucho.

El club de los trastornadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora