Capítulo 110: Nunca existió

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Lo prometí y lo estoy cumpliendo, voy camino a la escuela. Llevo los audífonos puestos, aunque no estoy escuchando nada. Mi padre me está llevando a la escuela porque mi madre tuvo una emergencia de trabajo. Ambos se ausentaron ayer, espero que sus jefes no los odien por mi culpa.

—Llegamos —dice después de detenerse—. Suerte en la escuela, llámanos por cualquier cosa.

—También te amo —le digo, ayer no le respondí.

Él sonríe y asiente con la cabeza. Me bajo de su camioneta y camino a la entrada de la escuela. Al llegar ahí miro a todos los que están a mi alrededor. Para ellos nada es raro, todo está igual que siempre. Camino lentamente, observando a cada persona que pasa junto a mí, buscando algo raro que me haga darme cuenta de que Ethan fue real. Es imposible que no lo haya sido si habló con muchos de ellos.

Miro a Hannah, ella está guardando cosas en su casillero, no parece notarme. Miro a Kenneth, tiene la mandíbula morada. Eso es, la tiene así porque se peleó con Ethan hace unos días. Me acerco decidida hacia él, nota que me acerco y hace que la gente que tiene alrededor se aleje.

—Hola —me dice con una sonrisa.

—¿Qué te pasó?

—Me golpeé —dice haciendo una mueca de dolor.

—¿Te golpeaste o te golpearon? —él hace una mueca.

—Tú ganas, me golpearon.

—¿Quién?

—Fue un chico del equipo contrario, el número 68, estuvo sobre mí todo el partido —dice con algo de enojo—. Me hubiera gustado que vinieras, pudimos haber ido a celebrar la victoria —toma mi mano y la acaricia.

—Ya no estamos juntos —le recuerdo o trato de averiguarlo, en este momento no sé qué de todo lo que ha pasado es real.

—Lo sé, pero hubiera sido mejor salir contigo —me sonríe—. ¿Has pensado en mi propuesta?

—¿De qué hablas?

—El baile —recuerdo su invitación, pero también recuerdo la de Ethan.

—No creo.

Digo eso último y camino directo al salón. Llego a la entrada y me detengo ahí, miro nuestra mesa vacía, a esta hora él ya debería estar aquí.

—Con permiso —escucho la voz de Mackenzie detrás de mí.

—¿No hay insulto?

—No quiero que tu mamá me demande —dice con fastidio.

Me hago a un lado y ella entra al salón, está dispuesta a ir a su lugar, pero sé que este es mi momento.

—Mackenzie —se detiene y me mira—. Necesito preguntarte por alguien, sé que no me mentirás y que no perderás la ocasión para llamarme loca.

—Sabes que no puedo llamarte de esa manera.

—Sí —niego con la cabeza—. Solo dime si conoces a Ethan.

La veo fruncir el ceño como si no entendiera nada, mira algo detrás de mí y suspira.

—Qué ganas de llamarte de esa manera. No, Every, no conozco ningún Ethan. ¿Ya puedo irme a mi lugar? ¿O seguirás siendo extraña?

Niego con la cabeza y la veo alejarse a su lugar.

—¿Todo bien? ¿Te estaba molestando? —me pregunta Hannah.

—No, creo que en esta ocasión fui yo quien la molestó —trago saliva.

—Bueno, ¿por qué faltaste ayer?

—No me sentía bien.

—¿Hoy te sientes mejor?

—No lo sé, creo que no —digo desviando mi mirada a mi mesa vacía.

—¿Ya quieres ir a tu lugar?

—Sí, mejor me voy. No quiero seguir siendo rara.

Tiene una mirada de tristeza. Camino a mi lugar y me siento ahí, poniendo mi mochila sobre la silla vacía de Ethan. Solo queda una cosa más que será la prueba irrefutable de que nunca existió, la lista de asistencia.

La espera es agonizante, pero finalmente suena el timbre y el maestro de historia entra en el salón. Lo veo saludar y sonreír como siempre, dice que pasará lista y empieza con ello. Pasa varios nombres antes de llegar al mío.

—Every.

—Presente —digo automáticamente.

Sé que dos nombres después del mío va el de Ethan por nuestros apellidos. Espero, pasan los dos nombres.

—David —se lo saltó.

Parpadeo varias veces tratando de asimilarlo. Siento lágrimas corriendo por mis mejillas porque esto no puede ser verdad. Él nunca fue real, siempre fue producto de mi mente y no importa cuanto intente convencerme de lo contrario. La realidad es la realidad, aun cuando se tiene esquizofrenia. Ethan no existe y nunca existió. Lo creé para no estar sola en la escuela. ¿Cuántas veces hablé con él aquí frente a los demás? ¿Cuántas veces he actuado como loca este semestre?

—Every —una mano pasa frente a mis ojos.

Volteo hacia el maestro que está a mi lado, tiene una mirada triste puesta en mí. Parpadeo varias veces, esperando que esto sea real.

—¿Estás bien? ¿Quieres ir con la psicóloga?

—No —seco las lágrimas de mis mejillas—. Estoy bien.

—¿Segura?

Espero el comentario hiriente de Mackenzie, pero este nunca llega.

—Sí, estoy bien.

Asiente con la cabeza y se aleja de mi lugar. Miro a Mackenzie, está distraída con su libreta, parece que hoy tampoco es un buen día para ella. Veo a Hannah y Kenenth viéndome con preocupación, supongo que ahora solo me quedan ellos. Trago saliva y regreso mi mirada al maestro, quien ya está iniciando la clase.

El club de los trastornadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora