Capítulo 96: La otra yo

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--Todos los humanos…¿muertos?--Mi voz se quebraba al saber de Zenko que toda la organización por parte de Izanami había cumplido su objetivo, el cual era eliminar a todos los humanos. Creía que era broma, por eso traté de intentar sentir algún espíritu de batalla usando mi concentración, pero nada de nada funcionaba, esto debía de ser imposible...ni el dios más cruel podría hacer eso, había ciertas reglas que se debían cumplir, pero ahora ya no queda nada, no queda nada. Mis lágrimas salían de mis mejillas hasta caer del suelo apretando con fuerza mis puños, de los cuales salía sangre por la presión que ejercía.

--Esto no es posible, solo habéis venido tres a esta ciudad si no mal me equivoco. Uno es Rayden, el otro Muzan que debe estar luchando con Shira, y por último tú, y por más que os esforzáseis has estado en nuestro combate todo el tiempo, y una partición de ese calibre no los eliminará.--Añadió el pilar forestal saliendo disparado ahora contra la rubia asestando un golpe lineal que fue evadido gracias a una media voltereta de Zenko, lo cual aún me encontraba consternada ante ello, ciertamente no es posible lo que dice, ¿cierto?

--Deberías saber que yo no soy de mentir, soy muy sincera, es todo lo contrario, soy más de ocultar la verdad. Mientras todos estábais luchando contra los demás la organización se encargó de ir por todos los lugares de la tierra y asesinar a cada humano que había, dando la fuente de poder a nuestra jefa y señora, fuisteis unos tontos. Debo decir que Rayden ha perdido, pero nuestro plan era entretener a Kaede por mientras hasta que todos fueran asesinados, y mira que bien se ha hecho realidad, fuisteis unos crédulos.--Anotó nuestra enemiga dando a entender el verdadero plan propuesto por mi abuela, en el que poco a poco me daba cuenta que todos los momentos junto a ella fueron falsos, y además había caído en una farsa. Bajaba la cabeza angustiada con ganas de morir, pero una voz en mi cabeza me decía "Sigue tu odio. El dolor te hace poderosa. La tristeza convierte tu emoción en fuerza. La sed de venganza es lo que necesitas". Todas aquellas palabras iban directas hacia mí, pero trataba de no hacerlas caso y seguir viendo como los dos conectaban sus armas habiendo una onda expansiva, pero eso no los frenaba para intercambiar ataques a gran velocidad.

--¿Por qué queréis hacer esto? ¿Qué os han hecho los dioses?--Le cuestionaba cada vez con un tono de voz más melancólico, angustiante y con más ganas de llorar, me estaba tragando mi tristeza para poder hablar y no mostrar debilidad ante ella. No obstante ella dio una patada en medio del intercambio al pilar para hacerlo retroceder, y de manera seguida creó dos barras verticales liberando un torrente de relámpagos contra él, por suerte también hizo otros dos tajos descendentes que desencadenaron salpicaduras de hojas que neutralizaron los rayos con un éxito total.

--No nos han hecho nada, esto es por nuestra propia decisión, también la de Izanami. Lo que queremos es borrar todo y recrear el mundo bajo nuestros ideales, aunque nuestro primer plan ya se ha culminado, no tengo nada que hacer aquí, pero ya que oponéis resistencia me voy a encargar de haceros sufrir el peor infierno posible.--Agregó la deidad bastante contenta tratando de conectar una estocada en un impulso, pero el pilar inmediatamente realizó un corte lineal que rasguñó su piel en una ráfaga de luz verde, todo perfecto para evitar que me hiciesen daño.

--No sé qué es lo que tienes, pero no volverás a tocarla. Una chica herida, mucho menos una cazadora herida que apenas puede moverse tratas de herirla, es decepcionante que seas así si fuiste una guerrera alguna vez. ¡Por orden de Deméter vas a ser castigada, prepárate a morir.--Señaló el semidiós molesto balanceando su oz y lanzando ráfagas de hojas por todas las direcciones, más ella sólo necesitaba usar su espada y contraatacar a través del uso de su postura seis chispazos continuamente, una verdadera enemiga que no se dejaría derrotar. Por otro lado yo no podía alternar palabras, me encontraba aún analizando la situación y no podía quitarme de mi cabeza que nuestra misión, aquella la de defender a los humanos, ha fallado por completo, ya no queda nada, lo único que me queda eran mis seres queridos, y posiblemente también serían arrebatados y asesinados.

La Mariposa Cósmica Donde viven las historias. Descúbrelo ahora