Capítulo 35: El Terror del Poder de Izanagi

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Izanagi se encontraba delante nuestra y con una mirada seria, no representaba malicia alguna pero en el fondo sabía lo orgulloso y malvado que era, por tanto sin temor dí un paso al frente. Entre los dos había cierta tensión que tanto los dioses como semidiosas presentes no decían ni hacían algo, más bien era la propia presencia del ser divino supremo que imponía terror y paralizaba a todo ser existente, la única que ni siquiera sentía miedo o frustración era Hanae, quien se había colocado a mi lado y mostrando la misma expresión que nuestro enemigo principal, ¿finalmente podría haber llegado el día en el que derrotaríamos al monarca, el rey de reyes y le daría espacio a Izanami como reina? Aún no lo sabía, pero pronto lo averiguaría y prometo vencer al que es imposible de destruir. 

--Kaede Kocho, mi nieta y la hija de Amaterasu… y veo que te acompaña una de tus hermanas, imagino que debes de ser Hanae, he oído hablar de ti de mi nieta  Kasumi, participaste muy bien contra esa comandante demonio. Sin embargo… habéis osado desafiar a los dioses, sobre todo al legítimo monarca, pero vosotras veréis. Os doy una oportunidad: entregadme a Izanami y saldréis bien parados, es una gran oferta.--Ofreció el ser con armadura sonriendo y al dar un paso una presión de aire se sintió alrededor de nosotras, tanto así que ni siquiera podíamos apreciar el miedo, era algo mucho peor, la sensación de morir frente a nuestros ojos y una presencia a la que no podíamos vencer jamás, estaba claro que ni siquiera podíamos tocarlo. 

--No puedo sentir mis manos… mis ganas de luchar tampoco funcionan. ¿Quién es él? Aún si es el rey de los dioses, aún si posee un gran poder, esto es simplemente anormal….--Susurraba mi hermana mayor de la que pude oír al estar cerca, entonces aún con sus fuerzas blandió su espada y salió en contra de nuestro enemigo lista para usar una de sus técnicas divinas, pero sin nada de esfuerzo con la yema de sus dedos detuvo el impulso de la semidiosa de hielo. 

--¿Esto es todo lo que puede hacer una de mis nietas? Incluso la hija de Susano o de Tsukiyomi me dan más pelea, estoy decepcionado. Mejor denme lo que busco, o mataré a cada una de ustedes sin piedad.--Alegó el ser divino apareciendo un tipo de lanza en su mano derecha y de un simple corte vertical desgarró el haori y el uniforme de mi hermana sin problemas, pero sobre todo la sangre caía. Estaba segura de que mi abuelo no había usado toda su fuerza, quizás una minúscula parte había sido suficiente para dejarla en tal estado. 

--Eso es… sí, estoy segura, es la lanza Ame-No-Nuboko, la lanza creadora, me habló de ella mi madre en algún momento de como crearon a los humanos y todo el vasto universo, y tiene la capacidad de controlar tanto la luz como la oscuridad, el caos y la existencia, la creación y la destrucción, ningún arma divina se compara a ella, es demasiado poderosa. ¡Ten cuidado Hanae!--Grité apresuradamente para impulsarme y en el momento que mi abuelo había ejecutado otro corte horizontal con un brillo luminoso mi filo se había metido para detener su golpe, el principal problema era su fuerza física que estaba muy por encima de todos aquí en un suspiro. 

--¿Tan fuerte es eso? Entonces debemos tener cuidado, no podemos morir aquí por más que la situación lo amerite, pero tampoco podemos perder la misión. ¿Cuál es tu plan Kaede-nee?--Preguntó curiosa mi hermana saliendo disparada del lugar como un rayo blanco puro en forma de hielo hasta quedar a otro lado del dios y lanzar un corte ascendente sobre su espalda, no obstante se aseguró nuestro abuelo de ello y cerrando sus ojos la propia armadura no fue ni rozada, simplemente me había dado cuenta que cualquier arma divina sería inútil contra alguien que era un creador, además la ropa que lo protegía era altamente resistente como para poder perforarlo, las esperanzas eran cero contra él. 

--Exactamente no tengo ninguno, mi única esperanza era poderlo cortar con Kusanagi, pero ahora… no hay posibilidad, estamos perdidas.--Aseguré un poco decepcionada de mí misma al no saber como vencerlo, tal cual mi abuelo me sonreía con plenitud y la pelinegra sólo me observaba con preocupación, al no haber ninguna estrategia no podíamos hacer nada en su contra y prácticamente no tenía puntos débiles, por primera vez estábamos ante el primer invencible monarca y ser divino al que nunca podríamos derrotar. 

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