Capítulo 146: Bosque y Oscuridad. 1ª parte

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Pov 3ª Persona

La guerrera forestal había dado un paso al frente como prueba de que ella se iba a encargar de derrotar a la enemiga principal, aunque los demás no estaban tan seguros de ello. Sin embargo Haruka, totalmente segura de sí misma, adoptó una postura defensiva pensando alguna estrategia que usar en contra de la semidiosa de los bosques, analizando en todo momento los rasgos faciales de su contraria con una expresión calmada y serena, pero con su habitual cara fría y vacía que no representaba ningún tipo de sentimiento.

--¿Tú vas a pelear sola? Bueno, los resultados siempre serán los mismo, y ahora se garantizará un 100% de victoria, adelante ataca.--Completaba el arcángel bajando su brazo y dejando su cuerpo sin ninguna dificultad para su contraria, en la que dejaba su defensa abierta para que pudiera su rival atacar. Al no mostrar ninguna emoción no se podía saber lo que pensaba exactamente, pero de algo si se podía comprobar, y eso era su completa superioridad frente a los semidioses y humanos, que como tal iba a ganar sin apenas hacer nada, después de todo era la cuarta más poderosa en la jerarquía angelical.

--Estás muy confiada, deberías saber que no soy tan débil como los chicos de detrás. Dentro de mi equipo soy una de las más fuertes, y Himeko o Shira te lo pueden asegurar, después de todo...soy aquella que ha desafiado a las reglas fundamentales de la oscuridad, por tanto no eres nada para mí, me he enfrentado a tantas bestias que he ganado mucha más experiencia de la que te imaginas.--Le señalaba la semidiosa de los bosques arremetiendo contra ella en un corte diagonal frontal, pero que creaban un torbellino de flores espinosas mediante el uso de su poder divino. Como tal sonrió con franqueza, pero para su sorpresa su rival no tenía ni una pizca de daño, aunque para ese entonces ya se esperaba dicho resultado.

--Tienes un buen nivel para ser una semidiosa, supongo que tus palabras no eran simple escaramuza...¡agh!--De pronto la arcángel escupió sangre mientras quedaba arrodillada sujetando su fusil con incredulidad, ¿qué le ocurrió? Entonces comprendió todo: era el poder divino de su rival. Al principio era de esperarse que no hiciera nada, pero la semidiosa tenía el poder de la naturaleza, un don que no todos podían tener, cuya habilidad podía darse de múltiples formas, y en el que las flores aunque no eran nada del otro mundo había penetrado su defensa física mediante la afinidad que su contraria tenía con el bosque, y del cual podía ser considerado como una de las fuerzas más poderosas, incluido para ella, ignorando la propia durabilidad convencional de la materia misma, y por tanto realizar los mismos efectos que la espada dorada, hasta superiores.

--Así que al fin agachas la cabeza, interesante. ¿Ahora comprendes por qué soy tan diferente del resto de semidioses? Posiblemente me hayas visto la cara de indefensa, pero al contrario que otros cazadores o semidioses puedo ser peligrosa a mi modo, tu error es subestimar a alguien por más débil que sea, porque durante el resto de la batalla no existe el concepto del más fuerte o débil, es al final lo que decide el ganador, y cuanto más dura un conflicto...más fuerte me voy volviendo y me ando acostumbrando a tus habilidades.--Se cercioraba la pelinegra con un rostro serio e indiferente, que sin perder tiempo se había vuelto a impulsar a ella con el uso de su aliento del bosque con la segunda postura "Caída de Hojas Caduca", en el que lanzaba un corte en una línea discontinua frontal con el fin de atravesar su defensa, donde dichos elementos acompañaron a su tajo de una manera cortante que dejaron unos leves rasguños en los brazos de la usuaria de la oscuridad, y de un salto se alejó de la misma para prevenir cualquier ataque directo o de bombardeo.

--Admito que eres fuerte, pero tu porcentaje de derrota ha aumentado en un 70%. La única solución para vencerme es que te unas a Kaede Kocho, la víctima que estoy buscando, pero eso no sucederá, por eso está guerra la tenemos ganada, y mi ama será la que ponga este mundo bajo su mando, no hay forma de conseguir la gloria Eva Shizuka.--Argumentaba la albina habiéndose regenerado de todos los daños causados por su contraria, en la que ya no tenía ningún rasguño. A pesar de todo sabía que nunca podría conseguir los efectos como la espada dorada igual que la de Mitsuri o Iguro, por eso se mantuvo firme y apuntó hacia la cazadora divina, en el que activó su sol divino "Pesadilla del Nosferatu", donde se disparó una cadena de veinte rayos oscuros en múltiples direcciones, pero que al final se entrecruzaban entre sí para ir destinados desde diversos ángulos al cuerpo de la usuaria del bosque. Lo mejor, que al momento de estar cercana a ella apretó su mano libre, liberando una explosión gigantesca que abarcó cientos de metros destrozando parte de la tierra y haciendo grietas por todo el terreno. El ser divino ahora se encontraba más segura de sí misma, esperando el final de su rival con un rotundo éxito.

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