La Mariposa Cósmica

Capítulo 128: La creación y el tsuguko

Aprovechando que había terminado el entrenamiento de Hachiman y me había ayudado a recuperar fuerzas, me había ido caminando hacia el hogar de mi madre con el objetivo de visitarla, pues al día siguiente sería el comienzo del refuerzo de poder divino. Sin embargo, a medida que iba llegando podía sentir una leve sensación, por lo que al correr a dicho templo me quedé en shock puesto que frente a mí se encontraba alguien bastante parecida a mi madre, pero con cabello rosado y ojos azules y un kimono de color azul, ¿de quién se trataría?

--¿Tú eres Kaede? No pareces ser tan bella ni tan dulce, eres muy fea como para describirme mi creadora que eras el absoluto brillo de la humanidad. Me llamo Tamamo no Mae, la creación de mi madre, la diosa Amaterasu.--Se presentó la cordial joven con un tono de autoridad y desinterés frente a mí, lo cual quedé en shock y confusa por la situación. ¿Qué estaba pasando? Ahora mismo me había menospreciado una chica que quizás sería inferior, ¿una semidiosa o una diosa? Aún así su espíritu de batalla era tan poderoso que me hacía tragar saliva, ni siquiera lo escondía, a propósito estaba demostrando su poder de manera irreal.

--Perdón, perdón, Tamamo déjala. Perdona hija mía, como ella es algo testaruda aún no puede comprender bien las emociones humanas y es muy desconfiada y arrogante, una disculpa. Ella es mi creación, mi personificación humana, como yo no podré ir al mundo humano o a la batalla, la he creado con el objetivo de que mi propio adn convertido en una humana ayude en la batalla, será como si yo estuviera actuando. Lamento si no te dije, pero esta batalla es demasiado dura y habrán muertes, muchas muchas muertes, por eso quería dejar una copia exacta para ti, por favor acéptala.--Añadió la joven diosa apareciendo en un gran torrente de llamas al lado de nosotras, mostrando así aún más confusión por mi parte. Al menos ya sabía el motivo, pero crear alguien con tal de combatir era innecesario, entre todos los cazadores sería suficiente, pero como tal nos enfrentábamos a alguien con la ley omniversal, así que suponía que era buena idea.

--Tienes una buena razón, y si es tu deseo, entonces la aceptaré. Sabes que no me gusta ser mala ni discriminar a la gente, ella se merece una oportunidad por más orgullosa que sea, creo que si se dedica a conocer un poco más el mundo humano se podría conseguir un esfuerzo en su cambio abrupto de personalidad. Si necesitas hacerles cambios hazlo, por mi parte estoy lista para trabajar junto a ella, y como no tuve tiempo de decir antes es un gusto en conocerte Tamamo no Mae, soy Kaede Kocho, la hija de tu maestra.--Admití con cierta claridad en mi tono de voz para presentarme ante aquella chica pelirrosa, la cual me miró por unos momentos. Por un casual nueve colas de zorro y orejas de lo mismo se movían al par que ella me observaba intensamente con curiosidad, por algún casual pensaba que desconfiaba, pero al contrario puso una expresión alegre y risueña.

--Eres hija de mi maestra, por lo tanto también eres mi hermana. Gusto en conocerte Kaede-chan, no seré un estorbo para ti y te ayudaré en lo que necesites, intentaré ser lo más fuerte posible para que cumplamos nuestros objetivos, eres muy buena y amable. Me gustaría conocer más de este mundo, aún me andan implantando memorias así que no se podía todavía, pero en algún momento espero que podamos.--Respondía la chica pelirrosa con un tono más respetuoso y sincero, creo que al llevar una relación estable con su creadora me consideraba su hermana, pero al menos eso es bueno. Al observar de reojo pude notar que mi madre se encontraba contenta por nuestro progreso, así que no dudé en tomar las manos de la joven para besar su frente de una manera delicada, iba a enseñar que hasta una creación podía ser más humana que cualquier ser con herencia genética o no es creado de forma artificial.

--Oh cierto, Kaede, creemos que te gustaría saber una cosa. Antes que el mundo humano fuera destruido, me encargué de traer al joven que tenías como tsuguko, su nombre era...¿podría ser Hayato? Ese chico es muy peculiar, tiene un gran talento escondido como los humanos especiales, los hijos de los comandantes demonios, y si tuviera un entrenamiento divino estaría segura que llegaría muy lejos. Me gustaría que lo volvieras a tener bajo tu cuidado, pero no como un simple tsuguko, sino como tu aprendiz, como guerrero y maestra, ¿se podría?--Me sugería mi madre dando a entender una revelación impactante que me dejó en shock, y del templo salió un joven castaño con su habitual indumentaria de cazador que reconocí al instante: Hayato, el cazador de la tierra. Según mi información él se había ido de la organización cuando Muzan terminó muerto con el fin de explorar el mundo y encontrar un propósito en su vida, pero parece que por diversos acontecimientos fue resguardado por Amaterasu, y debo decir que estoy algo aliviada.